Adoptar
hábitos saludables puede frenar el aumento de esta epidemia, afirman los
expertos.
Si
nada cambia, se continuarán diagnosticando casos de diabetes en el mundo y
mucha gente morirá de la enfermedad. La diabetes y sus complicaciones
representan buena parte de los gastos gubernamentales en salud, directamente
por la atención médica extra e indirectamente por la pérdida de productividad
laboral.
“La
diabetes supone una carga para la persona, la familia y la economía”,
comenta una experta de la Asociación Finlandesa de Diabetes. Mientras que la
diabetes tipo 1 es menos común y se presenta espontáneamente, por lo común en la niñez y la
juventud, la
diabetes tipo 2 puede afectar a personas de todas las edades, aunque hoy
es más frecuente en las de edad avanzada. Si la salud de alguien no está bajo
estrecha vigilancia, quizá el diagnóstico de diabetes tipo 2 se retrase hasta
que la persona sufra un
infarto, un accidente cerebrovascular o algún trastorno neurológico. La diabetes también propicia el
deterioro de la vista, los riñones, el hígado e incluso de la función sexual.
Antes de contraer diabetes tipo 2, la persona presenta
resistencia a la insulina, trastorno consistente en que el cuerpo deja de usar
correctamente la insulina, la hormona que ayuda a asimilar los azúcares.
Lo bueno es que quienes están en vías de contraer esta
forma de diabetes pueden
revertir la tendencia adoptando hábitos encaminados a moderar el nivel de
glucosa en la sangre, explica la experta. “Lo más importante es detener el aumento de peso y
mantenerse físicamente activo todos los días”, añade. Incluso una módica
reducción de peso —del cinco por ciento, digamos— puede hacer que contraer
diabetes sea menos probable.
Consejos para reducir el riesgo:
Mantente
en movimiento
“Compra
un podómetro y da al menos 6,500 pasos al día”. Usa las escaleras en vez
del ascensor, y la bicicleta en lugar del auto.
Come
bien
Llena tu dieta de alimentos de origen vegetal, incluidos
los cereales integrales, y evita el sodio, las bebidas azucaradas y las carnes
grasosas.
¡Duerme
bien!
“Y no trabajes todo el día”, agrega la especialista.
Conoce
tu nivel de glucosa
Se
aconseja que te lo hagas medir cada cinco años (o una vez al año si ya
estás en riesgo de contraer diabetes). Todos podemos combatir la diabetes
participando en las campañas generales de diagnóstico de la enfermedad, promoviendo la creación de
espacios seguros y accesibles para caminar o trasladarse en bicicleta, y
adoptando un programa de actividad física. Estas iniciativas pueden
ayudar a comunidades y poblaciones enteras a mejorar su salud, concluye la
experta.
COMO EVITAR LA FATIGA PARA SENTIRTE CON ÁNIMO
La
fatiga a menudo, es inherente en nuestra forma de vida. El agotamiento y el
estrés son los principales culpables. Antes de lanzarte a consumir cócteles de
vitaminas u otros estimulantes, aprende a descansar. Te presentamos
algunos consejos de calidad de vida, que en la mayoría de los casos son
suficientes para dejar el cansancio en la puerta de casa.
Prevenir la fatiga es la mejor arma para evitar que se
instale definitivamente. Sin embargo, hay que saber cómo hacerlo.
Por
la noche, una cena ligera
En vez de una cena copiosa, desayuna algo rico en
elementos energéticos y en vitaminas. Una cena pesada puede llegar a perjudicar
la calidad de tu sueño. Y un sueño reparador es tu mejor aliado para evitar el
cansancio.
Una
alimentación variada y equilibrada
Nuestra alimentación debe cubrir todas nuestras
necesidades cotidianas con proteínas, vitaminas, sales minerales y
oligoelementos. Si tu alimentación es insuficientemente variada y poco
equilibrada, tendrás carencias. Y las carencias son el peor enemigo de tu
cuerpo y el mejor amigo de la fatiga.
Dormir
bien
Ni mucho, ni poco, pero hazlo de forma regular. Adapta tu
noche a tus propias necesidades. Algunas personas necesitan dormir sólo seis
horas para estar en plena forma, pero otras, en cambio, requieren entre ocho y
diez.
Respetar
los horarios regulares y tu ritmo de sueño
No hay nada peor que irse a dormir a horas irregulares.
Nuestro reloj biológico se siente maltratado y el cansancio es inevitable. Por
la noche, desde el primer bostezo, acuéstate bajo las mantas. No intentes
resistirte y luchar contra tu propio sueño. Si dejas pasar este momento
propicio para dormirte, te arriesgas a esperar un par de horas antes de poder
disfrutar, de nuevo, de los placeres del sueño. Y además, te costará mucho más
levantarte al día siguiente.
Dejar
la mente en blanco antes de dormir
Es inútil que tu jefe, tus hijos y todas tus
preocupaciones se vayan contigo a dormir. Déjalos en el umbral de tu habitación
para poder relajarte. Cada cosa a su tiempo.
Saber
delegar
El agotamiento siempre va acompañado del cansancio.
Aprende a rodearte de personas con las que tengas completa confianza y, si es
posible, apóyate en tus colaboradores o tu entorno. Nadie es imprescindible.
Organizarse
Tu fin de semana siempre parece una maratón. Encadenas la
limpieza, el planchado, las carreras, los deberes de la escuela, los informes
del trabajo que debes acabar, la cena con los amigos, las salidas… y el lunes,
ya no puedes más. Intenta repartir algunas tareas durante la semana, implica a
tu pareja y fabrica una planificación semanal que alterne los momentos de
descanso con los de actividad. Y reserva los verdaderos momentos de relajación
y ocio para el fin de semana.
Hacer deporte y ejercicio
El cansancio también suele estar relacionado con una vida
demasiado sedentaria. En vez de quedarte delante del ordenador, opta por un paseo
al aire libre o practica, de forma razonable, tu deporte favorito.
Saber
decir que no a los hijos
Nuestros encantadores hijitos saben muy bien cómo
acaparar todo nuestro tiempo. Si no tienes ni un solo minuto para respirar,
atrévete a decir en voz alta que necesitas descansar. Aconseja a tus hijos que
lean un buen libro.
Relajarse
Un buen baño, algunas respiraciones abdominales, un
masaje con tu pareja… son métodos excelentes para vencer el estrés y el
cansancio, ¡sería una lástima perdérselo!
Saca
tiempo para orar, dar gracias a Dios y para meditar.
Vive en paz con Dios, reza, dale gracias por
todo y pidele que te ayude a solucionar tus problemas. Esta es la mejor forma de acabar el estrés.
Saca tiempo para reflexionar y meditar sobre tu vida cotidiana y seguramente
encontraras una nueva actitud para hacerle frente a tus problemas y sabrás que
cosas debes cambiar.
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