Doctora Isabel:
¿Qué puedo hacer? Me paso la vida preocupándome por el dinero. Por nuestra situación económica, a veces me paso la noche en vela preocupándome por qué va a pasar si pierdo mi trabajo. Mi esposo perdió el suyo; siempre fue un buen proveedor, pero después de 15 años con la misma compañía, fue uno de muchos que dejaron fuera. Ya no somos jóvenes, pero no estamos cerca de poder retirarnos.
Estimada amiga:
Creo que hay muchos que se van a identificar con tu carta y con tu situación. Efectivamente, en estos momentos hay más hombres que se quedan sin trabajo y, por supuesto, eso causa mucha inseguridad en la familia, ya que nuestra sociedad siempre ha tenido al hombre como el cabeza del hogar y el principal proveedor.
Bueno, ahora nos tocó a nosotras las mujeres, y te tocó a ti. Esas mismas preocupaciones las han tenido los hombres y las mujeres que son madres solteras.
Esto te hará más fuerte.
Muchos piensan que el dinero siembra el camino hacia la felicidad, pero eso no es cierto. Te digo esto para que te des cuenta de que con menos también se puede ser feliz. Según estudios realizados por un pionero en el estudio de la psicología positiva, Edward Diener, y otro estudio realizado por la Universidad de Berkeley, cuando tienes lo básico no hay conexión entre cuánto dinero tienes y cuán feliz eres.
Tienes que distinguir entre el deseo de tener más dinero, y la necesidad de tener control sobre las finanzas. Primero, vamos a hablar de cómo puedes tomar el control de las finanzas.
Comprendo que puedes sentirte estresada por la noche, pensando cómo vas a pagar la hipoteca o cómo puedes mandar a tu hijo a estudiar cuando se gradúe.
1. ¿Cuál es tu realidad? Debes tener una lista de los gastos imprescindibles como el alquiler o la hipoteca, la mensualidad del auto, los gastos de electricidad, teléfono/celular. Por supuesto, aquí entran el supermercado, las remesas familiares y los pagos de tus tarjetas de crédito.
2. También pon la lista de los gastos que varían cada mes. La ropa y zapatos de la familia, el entretenimiento fuera de la casa (restaurante, cine, etc.).
3. También haz memoria de los gastos pequeños como el café y la merienda. Ve sumándolos día tras día y verás a cuánto asciende el total. No me hagas ese cálculo en la mente, escríbelo.
Toma en cuenta que puedes controlar muchos de los gastos imprescindibles, involucrando a todos en la casa, apagando las luces, inclusive muchos han quitado el teléfono de la casa, y sólo tienen el celular.
Aprende a cortar cupones antes de ir al supermercado, y prepara un menú de la semana para que antes de ir al supermercado sepas exactamente lo que vas a comprar. Te sorprenderá lo que puedes ahorrar con esto.
Para darte tranquilidad, habla con tu familia para poder enfrentar juntos este problema, pero es importante que lo hagas con una sonrisa y la esperanza de que vendrán tiempos mejores. Nadie se muere por dejar de ir a un restaurante; evita ir a las tiendas si no es necesario, y aprende a disfrutar de las cosas gratis de la vida en tu localidad.
Tenemos la bendición de vivir una ciudad donde podemos ir a la playa y disfrutar de su calor y su brisa.
Haz un presupuesto, guarda aunque sea 10 pesitos en el banco. Algo que ayuda mucho a dormir mejor, no me abras ningún bill por la tarde. Llama a las tarjetas de crédito, y pregúntales si pueden ayudarte bajando el interés, y que tú prometes (después de hacer tu presupuesto) la cantidad que mandarás cada mes, para no perder tu crédito.
A mal tiempo, buena cara.
Dra. Isabel
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