Te extraño más que nunca y la verdad no sé
qué hacer. Cada mañana, al despertar, tu recuerdo me acompaña como una
sombra. Me espera otro día más por vivir sin ti, y el espejo no miente: me veo
tan diferente sin tu luz. Me haces falta, y eso duele.
La gente pasa y pasa, siempre tan igual, y el ritmo
de la vida me parece mal. Todo era tan diferente cuando estabas tú; era
como si el mundo tuviera más colores. Pero ahora, no hay nada más difícil que vivir sin
ti. Estoy sufriendo en la espera de verte llegar.
El frío de mi cuerpo pregunta por ti, y me quedo
preguntándome: ¿dónde estás? Si no te hubieras ido, sería tan feliz. Pero aquí
estoy, atrapado en esta espera que no parece tener fin, con el corazón en un
hilo y la soledad como compañera.
La vida sigue, pero en mi mundo, no hay nada más
difícil que vivir sin ti.

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