Desde que llegaste, vida, el mundo se ha
llenado de susurros y silencios que hablan más que mil palabras. Las flores
renacen y, con cada amanecer, el Sol parece sonreír, burlándose del
invierno.
Hemos hecho trampa al tiempo, porque mi cura
es tu abrazo, y tu suspiro es la canción que me arrulla como el viento. ¡Soy el
hombre más afortunado del mundo! Me ha tocado ser el que conoce cada
línea de tu mano, el que te cuida y camina a tu lado.
Desde que llegaste, todo ha cambiado. Todo es amor
por ti. Mi corazón te abrí, y desde entonces, llevo el cielo dentro de
mí. Nunca jamás sentí una alegría así, y qué bendición fue hallarte
justo cuando se fue la luz. Llegaste tú.
Despierto
agradecido, con tu aire respiro, y nuestros sueños se mezclan en las noches, como mares en los
ríos. Es increíble cómo todo cambió por ti, cómo cada instante se volvió
especial.
Así que aquí estoy, celebrando cada momento,
agradeciendo la bendición de tenerte en mi vida. Al instante en que se
fue la luz, llegaste tú, iluminando todo a tu paso. ¡Gracias por ser mi luz y
mi todo!

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