Puede
que hoy no tengas muchas razones estar optimista y positivo, pero tú no
necesitas tener razones para ser positivo. Ser positivo es una estrategia, y no
una reacción.
El momento más importante para ser una persona positiva
es precisamente cuando las cosas que te rodean no se ven tan bien. En tal caso,
cambia tu enfoque a la situación que vives para mejorar.
No
esperes a que encuentres una razón para ser positivo. Elije ser positivo sobre
las circunstancias que te rodean, sobre las posibilidades que tienes, y sobre
todo lo que puedes hacer.
Frente con eficacia a los desafíos a medida que llegan a
la vez que busca más allá de ellos. Visualice el resultado positivo que ha
elegido, y dejar que la visión te empuje hacia adelante.
La vida cambia mucho de un día a otro, y las cosas no
siempre será la forma en que están en estos momentos. Con una perspectiva
positiva, ahora tiene la oportunidad de hacer un futuro mejor que el presente.
Dios nos invita a vivir con esperanza, no con miedo. Una estrategia optimista no se basa en negar las dificultades, sino en mirarlas con los ojos de la fe. El cristiano sabe que, aun en medio de la tormenta, Cristo está en la barca. Ser positivo no es ingenuidad, es confianza activa en la providencia divina. Cada día ofrece una oportunidad para comenzar de nuevo, perdonar, agradecer y servir. El optimismo cristiano nace de la cruz y florece en la resurrección. Quien camina con Dios no teme el futuro, porque su fuerza proviene del amor eterno.

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