Ya ves, siempre terminamos igual, solo
haciéndonos sufrir. ¿Por qué es tan difícil hablar sin que todo se
convierta en una guerra? Y cuando discutimos, parece que queremos
ganar a toda costa. Pero, ¿a dónde vamos a parar con esta actitud
hiriente y absurda?
Es hora de darle paso a la humildad y
encontrar la intimidad que nuestras almas realmente necesitan. Siempre
caemos en el mismo error, dándole más valor a todo menos al amor. Nos duele
aprender que lo que alguna vez fue nuestro ayer puede convertirse en un
obstáculo hoy.
Así que,
¿qué hacemos? En lugar de
seguir lastimándonos, deberíamos aprender a ceder y abrirnos a lo que realmente
importa. ¡Vamos a dejar de lado el orgullo y hacer espacio para el amor!
Porque, al final del día, eso es lo que no nos deja separar. ¿A dónde
vamos a parar? ¡Hacia un futuro donde el amor triunfa!

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