A veces me quedo callado, como un niño
dormido que puede despertarse con el más mínimo ruido. Justo cuando
menos te lo esperas, aparece esa chispa y no puedo evitarlo. Sé que un día, el
corazón no va a aguantar más y te voy a mirar de frente, ¡y entonces sí, te lo
diré a los gritos! Y tú te reirás y pensarás que soy un loco
atrevido, pero no tienes idea de cuánto tiempo has vivido en mis sueños.
Yo no me
doy por vencido. Quiero un mundo contigo, porque sé que vale la
pena esperar. Esperar un
suspiro, una señal del destino que me diga que todo este anhelo tiene sentido.
No me canso, no me rindo, porque
tengo una flor marchita en el bolsillo, buscando a una mujer que me
quiera de verdad, que reciba su perfume hasta traer de vuelta la
primavera.
Quiero que
me enseñes lo que no aprendí de la vida, que brilles más cada día y me ayudes a salir de esta
tormenta enfurecida que llevo dentro desde el momento en que te vi.
Este silencio que me rodea guarda demasiadas palabras, pero no me detengo, pase
lo que pase, seguiré.
Así que aquí estoy, listo para enfrentar lo que
venga, porque yo no me doy por vencido. ¡Juro que vale la pena esperar!

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