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TEORÍA DE LA PAZ DEMOCRÁTICA (MICHAEL DOYLE, IMMANUEL KANT)

 

La Teoría de la Paz Democrática sostiene que las democracias liberales rara vez entran en guerra entre sí, aunque pueden hacerlo contra Estados no democráticos. Esta idea, desarrollada por Immanuel Kant en su ensayo "La paz perpetua" (1795) y retomada por Michael Doyle en los años 80, se basa en tres pilares:


Instituciones Democráticas:

o    Los gobiernos electos deben rendir cuentas a sus ciudadanos, quienes sufrirían los costos de la guerra.

o    Los procesos de toma de decisiones son más transparentes y requieren consenso.

Normas y Cultura Política:

o    Las democracias comparten valores como el diálogo, el Estado de derecho y la resolución pacífica de conflictos.

o    Existe una confianza mutua entre regímenes democráticos.

Interdependencia Económica (Kant y Doyle):

o    El comercio internacional reduce los incentivos para la guerra, ya que los conflictos perjudican las economías.

¿Por qué las democracias no se atacan entre sí?

·         Doyle argumenta que las democracias ven a otras democracias como legítimas y predecibles, lo que reduce la desconfianza.

·         Kant propuso una "Federación de Repúblicas" donde los Estados democráticos resolverían disputas mediante arbitraje, no guerra.

Críticas:

·         Algunos señalan que las democracias sí han tenido conflictos indirectos (ej. Guerra Fría).

·         Otras investigaciones sugieren que la paz depende más de factores económicos que de la democracia.

En resumen, esta teoría sostiene que la expansión de la democracia y el libre comercio pueden promover la paz global, una idea clave en las relaciones internacionales modernas.

 

REFLEXIONES DE UN SACERDOTE CATOLICO: La Paz Democrática como Camino de Fraternidad

La Teoría de la Paz Democrática, inspirada en Kant y Doyle, nos recuerda que Dios ha sembrado en el corazón humano el anhelo de convivencia pacífica. Como enseña el Concilio Vaticano II, "la paz no es solo ausencia de guerra, sino obra de la justicia" (Gaudium et Spes, 78).

Esta teoría nos revela que las democracias, fundadas en el diálogo y el respeto a la dignidad humana, tienden a resolver conflictos sin violencia. Esto refleja la enseñanza de Cristo: "Bienaventurados los pacificadores" (Mt 5,9). Sin embargo, como Iglesia recordamos que la paz auténtica requiere más que estructuras políticas: exige conversión del corazón y opción preferencial por los pobres.

Que el Espíritu Santo nos guíe para construir sociedades donde la justicia, la participación y la caridad prevalezcan, cumpliendo así el sueño de Dios: "Que todos sean uno" (Jn 17,21)Amén.


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