"Perdona si te hago llorar"
no es un reproche, es un suspiro,
la verdad desnuda que quema al salir:
el corazón no pide permiso para amar.
No está en
mis manos seguir fingiendo,
cuando mis
noches ahora tienen
el nombre de otro en los labios.
Cómo decirte que te amo...
si cuando él
preguntó con ojos sinceros,
mi alma
respondió "no"
antes que mis labios.
Soy honesto:
contigo que fuiste mi ayer,
con él que es mi presente,
conmigo que merecía esta paz.
"Tú bien sabes que no fue mi culpa":
te fuiste sin explicaciones,
dejándome ahogado en preguntas
y lágrimas que nadie vio.
Regresaste
esperando qué...
¿Encontrar el mismo amor que abandonaste?
El tiempo no
perdona,
y yo aprendí
a vivir sin respuestas.
Hoy vuelves a un campo de batalla
donde ya no hay guerra:
me enseñaron
a perdonar,
pero también
a elegirme.
Ese "ser divino" no fue magia,
fue paciencia,
fue verme en el espejo
y decidir que merecía más
que migajas de cariño.
"Si quieres, seremos amigos":
no es consuelo, es un puente
sobre lo que ya no duele.
Pero no te
aferres...
el ayer se fue contigo
cuando decidiste irte.
Hoy soy
libre,
y esta
libertad
también es tu liberación.
Epílogo:
Lo que el tiempo escribió
Te brindé suerte al dejarte ir,
guardé silencio para sanar,
y cuando el destino quiso jugar
con tu regreso...
Encontré
que el verdadero amor
no es el que duele,
sino el que enseña
a soltar sin rencor.
El amor verdadero no ata, sino que libera.

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