Qué triste es decir adiós
cuando el amor aún arde en el pecho,
cuando las manos se sueltan
pero el alma… sigue aferrada.
Nos amábamos más que nunca
y justo ahí,
cuando el
corazón no conocía medida,
la vida decidió separarnos.
Como si el universo no pudiera soportar tanto
fuego.
Hasta las
palomas lo supieron…
emigraron
antes que tú,
antes que yo aceptara que el final también ama
llegar
cuando menos se le espera.
Sin ti, el mundo perdió su color.
Las playas
están vacías,
las olas se
marchan sin decir a dónde,
y el cielo…
ya no pinta luceros como el tuyo.
¿Volveré a verte?
No lo sé.
¿Seguiré respirando sin ti?
Estoy
aprendiendo…
aunque cada respiro sepa a ausencia.
Hoy no quiero
que me consuelen.
No quiero que me digan “ya pasará”.
Quiero abrazar este dolor
porque es lo
último que me queda de ti.
Y duele, sí… pero también me recuerda que fue
real.
Dicen que soy
triste,
que siempre hablo de ti…
y es cierto.
Pero no saben
que pensando en tu amor
he logrado seguir,
caminar entre
sombras con la memoria de tu luz.
Porque aunque tú ya no estés…
tu amor me enseñó a vivir.
Y eso, eso nadie podrá quitármelo jamás.

No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Por favor, escriba aquí sus comentarios