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EL RIESGO QUE NO TOMAS, ES EL ARREPENTIMIENTO QUE TE PERSIGUE

 

Nos han enseñado a pensar que el camino más seguro es el correcto. Que debemos evitar los tropiezos, mantenernos en la orilla de lo conocido y huir de cualquier cosa que nos haga sentir miedo. Pero hay una verdad que casi nunca nos dicen: el riesgo que no tomas, es el arrepentimiento que te persigue por el resto de tu vida.
 
El miedo siempre aparece. Está en esa decisión que postergas, en ese sueño que guardas en un cajón, en esa conversación que nunca te atreviste a iniciar. El miedo te susurra: “¿y si fracasas?, ¿y si te rechazan?, ¿y si pierdes lo que ya tienes?”... y muchas veces lo escuchamos. Elegimos quedarnos quietos. Elegimos lo seguro.
 
Pero lo que no vemos en ese momento es que el miedo no desaparece al evitar el riesgo… se transforma en arrepentimiento. Ese arrepentimiento silencioso que te visita en la noche y te pregunta: “¿qué hubiera pasado si lo hubieras intentado?”.
 
La vida no se trata de coleccionar seguridades, se trata de atreverte a vivir experiencias. Sí, arriesgarse duele: te puedes equivocar, puedes caer, puedes fallar. Pero cada error trae una lección, y cada caída te hace más fuerte. El fracaso no es el enemigo, el verdadero enemigo es vivir sin haber intentado.
 
Piensa en esto: el miedo dura un instante… pero el arrepentimiento dura toda la vida. El miedo desaparece cuando actúas, cuando das el salto. El arrepentimiento se queda contigo, creciendo en tu memoria, recordándote lo que nunca te atreviste a hacer.
 
El riesgo no es solo una acción, es una mentalidad. Es decirte a ti mismo: “valgo la pena el intento, incluso si fallo”. Es abrazar lo desconocido con la certeza de que lo importante no es el resultado, sino la valentía de haberlo intentado.
 
Al final del camino, no recordarás las veces que jugaste a lo seguro. Recordarás los momentos en los que te atreviste. Recordarás el salto, la emoción, el vértigo, la risa nerviosa, la victoria, la caída y la lección. Todo eso forma parte de la vida real.
 
Y entonces lo entenderás: los errores se superan, pero los sueños no intentados se convierten en cadenas invisibles que nunca te dejan en paz.
 
Así que atrévete. No esperes el momento perfecto, porque nunca llegará. No dejes que el miedo tome el volante de tu vida. Dale la bienvenida, míralo de frente, y da el paso de todos modos.
 
Porque la verdad más profunda es esta: arriesgarte no garantiza que ganes… pero no arriesgarte garantiza que pierdas.
 
El riesgo es la esencia de la vida. El miedo es la señal de que estás creciendo. El arrepentimiento es la sombra de una vida que nunca se atrevió.
 
No vivas con esa sombra. Da el salto. Porque lo que más lamentarás al final no serán tus fracasos, sino los riesgos que nunca te atreviste a tomar.

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