El amor verdadero
nace en los tiempos difíciles,
como una estrella
que brilla con más fuerza en la oscuridad.
Sin dolor, ¿cómo
conoceríamos el placer
de abrazar lo
efímero y celebrar lo eterno?
Mis pensamientos
son estrellas dispersas,
pero en tu mirada
forman constelaciones.
El mundo no es una fábrica de conceder deseos,
pero en el milagro
de tu risa hallé mi fortuna.
Quizá no te amé
mucho tiempo, pero sí profundamente.
No es el infinito
lo que nos mide,
sino la intensidad
con la que vivimos cada instante.
Algunos infinitos son más grandes que otros,
y en nuestro pequeño infinito hallé el universo entero.
No puedes elegir
si van a hacerte daño en este mundo,
pero sí quién te
lo hace. Y yo elijo cada cicatriz
dibujada en mi
alma por amarte sin límites.
Perderte es como perder la memoria,
un eco de momentos que se desvanecen en la brisa,
pero en cada
amanecer, en cada estrella fugaz,
te seguiré
encontrando.
Sentí que me
enamoraba de ti
como cuando el
sueño vence al insomnio:
primero
lentamente, y de repente, de golpe.
Y aunque el sol devore la única tierra que tenemos,
en la eternidad del olvido, seguiré diciendo:
Te quiero. Así,
conjugado en tiempo presente.

No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Por favor, escriba aquí sus comentarios