Este texto de Robert Prevost
(León XIV) es profundamente humano, pastoral y conmovedor. Tiene un tono
cercano, sincero y lleno de compasión, dirigido especialmente a quienes se
sienten alejados de la fe o defraudados por la Iglesia.
“Hermanos, hermanas… Les
hablo, especialmente a ustedes que ya no creen, que ya no esperan, que ya no
rezan, porque piensan que Dios se ha ido. A ustedes que están hartos de los escándalos,
del poder mal usado, del silencio de una Iglesia que a veces parece más
un palacio que un hogar.
Yo también me enojé con Dios. Yo
también vi morir a personas buenas, sufrir a niños, llorar a abuelos sin
medicinas. Y
sí… hubo días en los que
recé y solo escuché un eco. Pero entonces descubrí algo: Dios no grita. Dios susurra.
Y a veces susurra desde el
lodo, desde el dolor, desde una abuela que te alimenta sin tener nada.
No vengo a ofrecerles una fe
perfecta. Vengo a decirles que la fe es un caminar entre piedras, charcos y
abrazos inesperados. No
les pido que crean en todo. Les
pido que no cierren la puerta. Que le den una oportunidad al Dios que los espera sin
juzgar.
Yo soy solo un sacerdote que vio
a Dios en la sonrisa de una mujer que perdió a su hijo… y aun así cocinó para los demás. Eso me
cambió. Así que si estás
roto, si no crees, si estás cansado de las mentiras… ven igual. Con tu enojo,
tus dudas, tu mochila sucia. Aquí nadie te pedirá una tarjeta VIP.
Porque esta Iglesia, mientras yo
respire, será un hogar para los sin hogar, y un descanso para los cansados. Dios no necesita soldados. Necesita hermanos. Y tú, sí, tú… eres uno de
ellos.”
Robert Prevost (León XIV)
Análisis del texto:
1. Audiencia clara:
Está dirigido a los que dudan, los heridos, los decepcionados por la religión organizada. Y lo hace sin juzgar.
2. Confesión honesta:
El sacerdote se presenta como alguien que también ha dudado, que ha sufrido, y que ha sentido el silencio de Dios. Esa honestidad desarma defensas.
3. Teología del susurro:
La idea de que “Dios no grita, Dios susurra” es poética y poderosa. Sugiere una espiritualidad humilde, silenciosa, que se manifiesta en lo cotidiano y en el sufrimiento compartido.
4. Invitación compasiva:
“No les pido que crean en todo. Les pido que no cierren la puerta.” Es una forma abierta, inclusiva, y profundamente cristiana de evangelizar.
5. Imagen de Iglesia:
No una institución imponente, sino un hogar para los sin hogar, una familia para los que no creen. Esta es la Iglesia del Papa Francisco: con olor a oveja, samaritana, compasiva.
1. Audiencia clara:
Está dirigido a los que dudan, los heridos, los decepcionados por la religión organizada. Y lo hace sin juzgar.
El sacerdote se presenta como alguien que también ha dudado, que ha sufrido, y que ha sentido el silencio de Dios. Esa honestidad desarma defensas.
La idea de que “Dios no grita, Dios susurra” es poética y poderosa. Sugiere una espiritualidad humilde, silenciosa, que se manifiesta en lo cotidiano y en el sufrimiento compartido.
“No les pido que crean en todo. Les pido que no cierren la puerta.” Es una forma abierta, inclusiva, y profundamente cristiana de evangelizar.
No una institución imponente, sino un hogar para los sin hogar, una familia para los que no creen. Esta es la Iglesia del Papa Francisco: con olor a oveja, samaritana, compasiva.

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