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EL PODER DE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL



La misión del presidente de una empresa es cumplir los objetivos de los accionistas. Para ello debe haber una alineación perfecta entre los dueños y los administradores, que se logra a través de una frecuente interlocución.

Se debe saber muy bien cuál es el negocio de la empresa.

Es vital que todos los empleados comprendan muy bien que el cumplimiento de la ley y de la ética está por encima del logro de los objetivos comerciales y financieros.

Se debe ser obsesivo con los detalles para las cosas críticas. La gerencia no sólo se ocupa de estrategia, hay que participar muy activamente en la gestión de los asuntos clave y concentrarse en el 20 por ciento de los factores críticos, que son los que producen el 80 por ciento de los resultados (Pareto).

Son tres frentes especiales los que se deben trabajar: la cultura del trabajo (preparación y dedicación), la meritocracia (sólo asciende quien produce buenos resultados), y la cultura del estricto cumplimiento de las normas y los procedimientos internos.

La mejor inversión es el capital humano. El retorno sobre la inversión en la capacitación y desarrollo de la gente es el más alto de todos. Es cierto que a veces se pierde algo porque hay gente que se va, pero los que se quedan harán una contribución muy valiosa.

Las crisis no se presentan de un día para otro, se van incubando. Hay que tratar de anticiparlas, dedicando mucho tiempo y buenos recursos analíticos a identificar las tendencias positivas y negativas en el entorno nacional e internacional. Hay que tener listos planes de contingencias y equipos especializados que los ejecuten. Y evitar las improvisaciones.

Es importante tener el habito de preguntarse: ¿Qué es lo que más va a afectar, favorable y desfavorablemente, a mi empresa en el futuro? ¿Qué cambios se preveen en el entorno mundial, nacional y de mi sector? ¿Cuáles son las fortalezas y debilidades mías y de mis rivales? ¿Qué puede salir mal?

Todo problema, por más difícil que sea, tiene solución. Las mejores soluciones son sencillas, claras y relativamente fáciles de implantar.

Las principales cualidades de un buen gerente son el Don de mando, la pasión por la misión, coraje, tenacidad y perseverancia, creatividad y la capacidad de tomar decisiones. Tener muy buena capacidad de escuchar (muy pocas personas lo hacen bien, por estar pensando en sus propias ideas) y la intuición.

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