Dejando
de lado los motivos, atengámonos a la manera correcta de llorar, entendiendo
por esto un llanto que no ingrese en el escándalo, ni que insulte a la sonrisa
con su paralela y torpe semejanza. El llanto medio u
ordinario consiste en una contracción general del rostro y un sonido
espasmódico acompañado de lágrimas y mocos, estos últimos al final, pues el
llanto se acaba en el momento en que uno se suena enérgicamente.
Para llorar, dirija la imaginación hacia usted mismo, y si esto le
resulta imposible por haber contraído el hábito de creer en el mundo exterior,
piense en un pato cubierto de hormigas o en esos golfos del estrecho de
Magallanes en los que no entra nadie, nunca.
Llegado
el llanto, se tapará con decoro el rostro usando ambas manos con la palma hacia
adentro. Los niños llorarán con la manga del saco contra
la cara, y de preferencia en un rincón del cuarto. Duración media del llanto, tres minutos.
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