¿Cómo identificar a una persona exponencial? ¿Qué
la caracteriza? ¿Cómo se comporta? Las personas
exponenciales son aquellas que expanden continuamente sus propios límites y pulverizan
la frontera de lo posible, que son las que idean y construyen las
organizaciones exponenciales que popularizó Salim Ismail.
¿Qué es lo que las define, caracteriza y hace únicas?.
Porque las personas exponenciales saben moverse como pez en el agua en un entorno abundante, que ofrece oportunidades infinitas, pero que exige también capacidades y un potencial ilimitado.
Las personas exponenciales tienen una brújula vital, una Estrella Polar que denominan ‘Propósito Transformador Masivo’, un concepto que surge precisamente de las organizaciones exponenciales.
El propósito así definido tiene que ver con ellas mismas, pero también con los demás. “Cuando una persona define un propósito, no debería pensar solamente en ella, sino en cómo se imagina un mundo mejor en el futuro y qué contribución concreta le gustaría realizar en este”.
Porque tu Propósito Transformador Masivo, si lo conoces, es altamente aspiracional, te permite poner foco y te mueve a la acción. Es lo que ha dirigido los pasos de personas tan dispares como Greta Thunberg, el Dalai Lama o Steve Jobs. Sin él, vas por la vida pegando tiros al aire, esperando que alguien casualmente lance algún plato y logres acertarle.
Confían en sus posibilidades
En un documental sobre Manny Pacquiao, el único púgil que se ha alzado con el título de campeón de boxeo en hasta ocho categorías de peso distintas.
¿Qué era lo que convertía a este deportista en un personaje fascinante? La respuesta es la confianza absoluta en sus posibilidades.
“Tener fe es ‘saber’ que hay en tu interior un poder que siempre está disponible para ti”.
Y eso es lo que puedes encontrar en la andadura de Pacquiao, el secreto que le hacía invencible en los combates y que le ha permitido además hacer sus pinitos como actor o cantante e incluso presentarse a las elecciones de su país sin dudarlo ni por un instante.
Se crecen ante las dificultades
En una ruta de montaña, ante cualquier obstáculo, te encontrarás con personas que viven cualquier contratiempo como un drama, mientras que otros lo asumirán como un reto, incluso cuando el incidente suponga un riesgo vital. ¿Qué diferencia a unas de otras?
“Quien tiene algo por qué vivir, es capaz de soportar cualquier cómo”. Esta frase de Nietzsche es una de las ideas centrales de El hombre en busca de sentido, el esperanzador testimonio de Viktor Frankl tras sobrevivir a los campos de concentración, en el que vinculaba el propósito con las posibilidades de supervivencia.
Pero pueden
extraerse aprendizajes de esta famosa cita incluso en situaciones menos
extremas. En general, las personas se suelen preguntar “¿por qué a mí’?”,
mientras que las exponenciales se plantean “¿para qué a mí?”, con lo que logran
extraer aprendizajes y mantener su mentalidad de crecimiento incluso en los
momentos más adversos.
Han ido más allá de la resiliencia y se han convertido en ‘antifrágiles’, en personas que se benefician de las crisis, el caos y el desorden tal y como lo definió Nassim Nicholas Taleb. Porque, en sus propias palabras, “lo que innova es el exceso de energía que se libera al sobrerreaccionar a un contratiempo”.
Conocen y utilizan sus dones y talentos
Si preguntas por los dones y talentos, algunas personas te responderán de carrerilla, otras te dirán los que deberían tener y la mayoría te contestaría con un rotundo “no sé”. Y ser consciente de ellos es el superpoder que te permitirá alcanzar el éxito.
Como ejemplo, Gillian Lynne, la multipremiada bailarina que ideó las coreografías de Cats y El fantasma de la Ópera, cuya historia popularizó Sir Ken Robinson. El colegio diagnosticó a Lynne un trastorno de aprendizaje y la enviaron a ver a un especialista, que se limitó a ponerle música y decirle a su madre que la supuesta “cura” a su mal era apuntarla a clases de baile.
No todo el mundo tiene la suerte de identificar sus dones y talentos. Técnicas como el ikigai te pueden ayudar a aterrizarlos. Para los que tienen dificultades a la hora de encontrarlos, reconectar con lo que nos hacía felices en nuestra infancia puede ser un buen camino para volver a descubrirlos. Pero el escritor y conferenciante Emilio Carrillo nos da un fantástico atajo: los dones y talentos son aquellas capacidades o habilidades que se ejercitan con entusiasmo y sin esfuerzo. Aquellas a las que nos dedicamos, a diferencia de aquellas en las que nos esforzamos.
Hacen de la obstinación virtud
Herman Hesse ensalzó en un texto muy conocido una virtud muy denostada en nuestro tiempo: la obstinación. “Todas las demás virtudes, tan apreciadas y ensalzadas, son obediencia a las leyes dictadas por los hombres. Tan sólo la obstinación no pregunta por esas leyes. El que es obstinado obedece a otra ley, a una sola, absolutamente sagrada, a la ley que lleva en sí mismo, al ‘propio sentido’». Es esta cualidad la que hace que no dejes de cavar cuando estás a un metro del oro, tal y como cuenta Napoleon Hill en Piensa y hazte rico. O la que permitió al escalador Joe Simpson, con una pierna rota y dado por muerto en un desafortunado accidente de montaña, arrastrarse por la nieve durante tres días y tres noches hasta alcanzar el campamento base del que estaban a punto de marcharse sus compañeros, tal y como cuenta el aclamado documental Touching the Void.
Asumen riesgos
Una persona a la que admiro mucho, y que es una precursora de la exponencialidad, es Elisabeth Kübler-Ross, autora de Sobre la muerte y los moribundos, una obra que ha dejado huella en ámbitos como la espiritualidad, la psicología, la empresa o la gestión del cambio.
Tal y como cuenta en La rueda de la vida, estaba destinada a ser una simpática y devota ama de casa suiza. Pero no se resignó, ni siquiera cuando su padre la condenó a trabajar en la empresa familiar en lugar de permitirle estudiar en la universidad.
A partir de ese momento, su vida está llena de saltos al vacío: trabaja como interna limpiando y atendiendo casas, pasa por varios lugares como ayudante de laboratorio, consigue ingresar en la universidad en un periplo interminable de giros y cambios vitales que asume con total naturalidad para estar en el lugar en el que en cada momento le toca, incluso cuando tiene que dejarlo todo y comenzar completamente de cero.
Afrontan sus miedos
Iconos contemporáneos como Marilyn Monroe o Scarlett Johansson han sufrido pánico escénico o temor a mostrarse en público. El miedo tiene muy mala prensa en el mundo occidental, pero, como asegura el TEDAX y coach ejecutivo Julio de la Iglesia, el miedo es de valientes. “Ya lo decía Aristóteles. No se puede llamar valiente a aquel que no siente miedo. El temerario, el que no percibe el peligro es un loco o un insensato. Sólo es valiente aquel que actúa a pesar del miedo.”
Y esa es la diferencia entre las personas exponenciales y las que no lo son. No niegan el miedo, sino que lo sienten, lo afrontan y, una vez interiorizado el mensaje que envía esta emoción tan poderosa, siguen adelante.
Priorizan y ponen foco
Las personas exponenciales no se echan todo a sus espaldas, no se afanan en el frenético multitasking en el que estamos inmersos muchos de nosotros ni tratan de ser las mejores en todo. Priorizan y ponen foco en una organización de su tiempo completamente minimalista, con pocas tareas, pero verdaderamente relevantes para acercarse a sus objetivos.
En lugar de hacer malabarismos con una agenda repleta, eligen cada mañana lo que Lucía Terol, experta en organización personal, denomina el diamante del día. Y una vez hecho lo más importante, dejan paso a todo lo demás, si es que cabe.
Utilizan la tecnología como una extensión de sí mismos
Nicholas Carr, en su demoledor libro Superficiales: Qué está haciendo Internet con nuestras mentes constató que, desde que las nuevas tecnologías irrumpieron en nuestras vidas, hemos perdido inteligencia y capacidad de concentración.
Pero las personas exponenciales han logrado mantener a raya la tecnología y ponerla a su servicio, en lugar de ser esclavos de ella. Son proactivos y no reactivos con los medios digitales, silencian notificaciones y dejan espacio para el trabajo concentrado y el silencio.
Escogen muy bien en qué medios y canales estar presentes, para qué, cuándo y cómo hacerlo. Y delegan si es necesario. Eso es lo que permite a un gurú del yoga y la meditación como Sri Sri Ravi Shankar ser un influencer y multiplicar su alcance planetario sin que impacte negativamente en su trabajo espiritual y de desarrollo personal.
¿Qué es lo que las define, caracteriza y hace únicas?.
Porque las personas exponenciales saben moverse como pez en el agua en un entorno abundante, que ofrece oportunidades infinitas, pero que exige también capacidades y un potencial ilimitado.
Las personas exponenciales tienen una brújula vital, una Estrella Polar que denominan ‘Propósito Transformador Masivo’, un concepto que surge precisamente de las organizaciones exponenciales.
El propósito así definido tiene que ver con ellas mismas, pero también con los demás. “Cuando una persona define un propósito, no debería pensar solamente en ella, sino en cómo se imagina un mundo mejor en el futuro y qué contribución concreta le gustaría realizar en este”.
Porque tu Propósito Transformador Masivo, si lo conoces, es altamente aspiracional, te permite poner foco y te mueve a la acción. Es lo que ha dirigido los pasos de personas tan dispares como Greta Thunberg, el Dalai Lama o Steve Jobs. Sin él, vas por la vida pegando tiros al aire, esperando que alguien casualmente lance algún plato y logres acertarle.
Confían en sus posibilidades
En un documental sobre Manny Pacquiao, el único púgil que se ha alzado con el título de campeón de boxeo en hasta ocho categorías de peso distintas.
¿Qué era lo que convertía a este deportista en un personaje fascinante? La respuesta es la confianza absoluta en sus posibilidades.
“Tener fe es ‘saber’ que hay en tu interior un poder que siempre está disponible para ti”.
Y eso es lo que puedes encontrar en la andadura de Pacquiao, el secreto que le hacía invencible en los combates y que le ha permitido además hacer sus pinitos como actor o cantante e incluso presentarse a las elecciones de su país sin dudarlo ni por un instante.
Se crecen ante las dificultades
En una ruta de montaña, ante cualquier obstáculo, te encontrarás con personas que viven cualquier contratiempo como un drama, mientras que otros lo asumirán como un reto, incluso cuando el incidente suponga un riesgo vital. ¿Qué diferencia a unas de otras?
“Quien tiene algo por qué vivir, es capaz de soportar cualquier cómo”. Esta frase de Nietzsche es una de las ideas centrales de El hombre en busca de sentido, el esperanzador testimonio de Viktor Frankl tras sobrevivir a los campos de concentración, en el que vinculaba el propósito con las posibilidades de supervivencia.
Han ido más allá de la resiliencia y se han convertido en ‘antifrágiles’, en personas que se benefician de las crisis, el caos y el desorden tal y como lo definió Nassim Nicholas Taleb. Porque, en sus propias palabras, “lo que innova es el exceso de energía que se libera al sobrerreaccionar a un contratiempo”.
Conocen y utilizan sus dones y talentos
Si preguntas por los dones y talentos, algunas personas te responderán de carrerilla, otras te dirán los que deberían tener y la mayoría te contestaría con un rotundo “no sé”. Y ser consciente de ellos es el superpoder que te permitirá alcanzar el éxito.
Como ejemplo, Gillian Lynne, la multipremiada bailarina que ideó las coreografías de Cats y El fantasma de la Ópera, cuya historia popularizó Sir Ken Robinson. El colegio diagnosticó a Lynne un trastorno de aprendizaje y la enviaron a ver a un especialista, que se limitó a ponerle música y decirle a su madre que la supuesta “cura” a su mal era apuntarla a clases de baile.
No todo el mundo tiene la suerte de identificar sus dones y talentos. Técnicas como el ikigai te pueden ayudar a aterrizarlos. Para los que tienen dificultades a la hora de encontrarlos, reconectar con lo que nos hacía felices en nuestra infancia puede ser un buen camino para volver a descubrirlos. Pero el escritor y conferenciante Emilio Carrillo nos da un fantástico atajo: los dones y talentos son aquellas capacidades o habilidades que se ejercitan con entusiasmo y sin esfuerzo. Aquellas a las que nos dedicamos, a diferencia de aquellas en las que nos esforzamos.
Hacen de la obstinación virtud
Herman Hesse ensalzó en un texto muy conocido una virtud muy denostada en nuestro tiempo: la obstinación. “Todas las demás virtudes, tan apreciadas y ensalzadas, son obediencia a las leyes dictadas por los hombres. Tan sólo la obstinación no pregunta por esas leyes. El que es obstinado obedece a otra ley, a una sola, absolutamente sagrada, a la ley que lleva en sí mismo, al ‘propio sentido’». Es esta cualidad la que hace que no dejes de cavar cuando estás a un metro del oro, tal y como cuenta Napoleon Hill en Piensa y hazte rico. O la que permitió al escalador Joe Simpson, con una pierna rota y dado por muerto en un desafortunado accidente de montaña, arrastrarse por la nieve durante tres días y tres noches hasta alcanzar el campamento base del que estaban a punto de marcharse sus compañeros, tal y como cuenta el aclamado documental Touching the Void.
Asumen riesgos
Una persona a la que admiro mucho, y que es una precursora de la exponencialidad, es Elisabeth Kübler-Ross, autora de Sobre la muerte y los moribundos, una obra que ha dejado huella en ámbitos como la espiritualidad, la psicología, la empresa o la gestión del cambio.
Tal y como cuenta en La rueda de la vida, estaba destinada a ser una simpática y devota ama de casa suiza. Pero no se resignó, ni siquiera cuando su padre la condenó a trabajar en la empresa familiar en lugar de permitirle estudiar en la universidad.
A partir de ese momento, su vida está llena de saltos al vacío: trabaja como interna limpiando y atendiendo casas, pasa por varios lugares como ayudante de laboratorio, consigue ingresar en la universidad en un periplo interminable de giros y cambios vitales que asume con total naturalidad para estar en el lugar en el que en cada momento le toca, incluso cuando tiene que dejarlo todo y comenzar completamente de cero.
Afrontan sus miedos
Iconos contemporáneos como Marilyn Monroe o Scarlett Johansson han sufrido pánico escénico o temor a mostrarse en público. El miedo tiene muy mala prensa en el mundo occidental, pero, como asegura el TEDAX y coach ejecutivo Julio de la Iglesia, el miedo es de valientes. “Ya lo decía Aristóteles. No se puede llamar valiente a aquel que no siente miedo. El temerario, el que no percibe el peligro es un loco o un insensato. Sólo es valiente aquel que actúa a pesar del miedo.”
Y esa es la diferencia entre las personas exponenciales y las que no lo son. No niegan el miedo, sino que lo sienten, lo afrontan y, una vez interiorizado el mensaje que envía esta emoción tan poderosa, siguen adelante.
Priorizan y ponen foco
Las personas exponenciales no se echan todo a sus espaldas, no se afanan en el frenético multitasking en el que estamos inmersos muchos de nosotros ni tratan de ser las mejores en todo. Priorizan y ponen foco en una organización de su tiempo completamente minimalista, con pocas tareas, pero verdaderamente relevantes para acercarse a sus objetivos.
En lugar de hacer malabarismos con una agenda repleta, eligen cada mañana lo que Lucía Terol, experta en organización personal, denomina el diamante del día. Y una vez hecho lo más importante, dejan paso a todo lo demás, si es que cabe.
Utilizan la tecnología como una extensión de sí mismos
Nicholas Carr, en su demoledor libro Superficiales: Qué está haciendo Internet con nuestras mentes constató que, desde que las nuevas tecnologías irrumpieron en nuestras vidas, hemos perdido inteligencia y capacidad de concentración.
Pero las personas exponenciales han logrado mantener a raya la tecnología y ponerla a su servicio, en lugar de ser esclavos de ella. Son proactivos y no reactivos con los medios digitales, silencian notificaciones y dejan espacio para el trabajo concentrado y el silencio.
Escogen muy bien en qué medios y canales estar presentes, para qué, cuándo y cómo hacerlo. Y delegan si es necesario. Eso es lo que permite a un gurú del yoga y la meditación como Sri Sri Ravi Shankar ser un influencer y multiplicar su alcance planetario sin que impacte negativamente en su trabajo espiritual y de desarrollo personal.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Por favor, escriba aquí sus comentarios