Paracelso (1.493 - 1.541) fue considerado uno de los
más grandes alquimistas de la historia, sus enseñanzas místicas siguen siendo
de gran utilidad para todo aquel que se inicie en este arte. Él, tenía un reglamente
con el que, según, cualquier hombre podía tener una vida plena, y a
continuación lo conocerán.
1º Lo primero es mejorar la salud.
Para ello hay que respirar con la mayor frecuencia posible, honda y rítmica, llenando bien los pulmones, al aire libre o asomado a una ventana.
Beber
diariamente en pequeños sorbos, dos litros de agua, comer muchas frutas,
masticar los alimentos del modo más perfecto posible, evitar el alcohol, el
tabaco y las medicinas, a menos que estuvieras por alguna causa grave sometido
a un tratamiento. Bañarte diariamente, es un habito que debes a tu propia
dignidad.
2º Desterrar absolutamente de tu ánimo,
por más motivos que existan, toda idea de pesimismo, rencor, odio, tedio,
tristeza, venganza y pobreza.
Huir
como de la peste de toda ocasión de tratar a personas maldicientes, viciosas,
ruines, murmuradoras, indolentes, chismosas, vanidosas o vulgares e inferiores
por natural bajeza de entendimiento o por tópicos sensualistas que forman la
base de sus discursos u ocupaciones.
La
observancia de esta regla es de importancia decisiva: se trata de cambiar la
espiritual contextura de tu alma. Es el único medio de cambiar tu destino, pues
este depende de nuestros actos y pensamientos. El azar no existe.
3º Haz todo el bien posible. Auxilia a
todo desgraciado siempre que puedas, pero jamás tengas debilidades por ninguna
persona.
Debes
cuidar tus propias energías y huir de todo sentimentalismo.
4º Hay que olvidar toda ofensa, mas
aún: esfuérzate por pensar bien del mayor enemigo. Tu alma es un templo que no
debe ser jamás profanado por el odio.
Todos
los grandes seres se han dejado guiar por esa suave voz interior, pero no te
hablara así de pronto, tienes que prepararte por un tiempo; destruir las
superpuestas capas de viejos hábitos, pensamientos y errores que pesan sobre tu
espíritu, que es divino y perfecto en si, pero impotente por lo imperfecto del
vehículo que le ofreces hoy para manifestarse, la carne flaca.
5º Debes recogerte todos los días en
donde nadie pueda turbarte, siquiera por media hora, sentarte lo más
cómodamente posible con los ojos medio entornados y no pensar en nada.
Esto
fortifica enérgicamente el cerebro y el Espíritu y te pondrá en contacto con
las buenas influencias.
En
este estado de recogimiento y silencio, suelen ocurrírsenos a veces luminosas
ideas, susceptibles de cambiar toda una existencia. Con el tiempo todos los
problemas que se presentan serán resueltos victoriosamente por una voz interior
que te guiara en tales instantes de silencio, a solas con tu conciencia. Ese es
el daimon de que habla Sócrates.
6º Debes guardar absoluto silencio de
todos tus asuntos personales.
Abstenerse,
como si hubieras hecho juramento solemne, de referir a los demás, aun de tus
más íntimos todo cuanto pienses, oigas, sepas, aprendas, sospeches o descubras.
por un largo tiempo al menos debes ser como casa tapiada o jardín sellado. Es
regla de suma importancia.
7º Jamás temas a los hombres ni te
inspire sobresalto el día de mañana.
Ten tu
alma fuerte y limpia y todo te saldrá bien.
Jamás
te creas solo ni débil, porque hay detrás de ti ejércitos poderosos, que no
concibes ni en sueños.
Si
elevas tu espíritu no habrá mal que pueda tocarte.
El
único enemigo a quien debes temer es a ti mismo.
El miedo y desconfianza en el futuro son madres
funestas de todos los fracasos, atraen las malas influencias y con ellas el
desastre.
Para ello hay que respirar con la mayor frecuencia posible, honda y rítmica, llenando bien los pulmones, al aire libre o asomado a una ventana.
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