Tu corazón late con fuerza, las manos
te sudan y hasta te cuesta conciliar el sueño. Descubre por qué te sientes así
cuando te enamoras.
Cada vez que te enamoras, un montón de mecanismos
se ponen en marcha en tu cuerpo. Todos ellos se activan, eso sí, desde el
cerebro, así que podría decirse que el amor es, en realidad, una cuestión más
de mente que de corazón.
El organismo enamorado libera
sustancias químicas responsables de los típicos síntomas del flechazo, y
también causantes de esas sensaciones de euforia y felicidad que nos invaden. Las más importantes
son la dopamina, la adrenalina y la norepinefrina. La dopamina eleva nuestro
deseo sexual y además aumenta nuestra capacidad de concentración y nos hace
sentir eufóricos, al igual que la norepinefrina, que también es responsable de que se nos quite el hambre.
¿Piensas
a todas horas en tu amado o amada? Échale la culpa, de nuevo a la química. Esa
obsesión se debe a los niveles más bajos de serotonina. Además, el amor produce sentimientos adictivos
similares a los de las drogas, y esta afirmación tiene un fundamento
neuroquímico muy sólido.
Por
si fuera poco, los científicos han descubierto que el amor es capaz de cambiar nuestro cerebro:
un estudio publicado en la revista Frontiers of Human Neurosicence demostró que
al menos diez áreas del
mismo modifican su actividad cuando nos enamoramos. En concreto, las
regiones relacionadas con la motivación, la recompensa y las aptitudes
emocionales se ven estimuladas.
En resumen, parece que el amor afecta,
y muy positivamente, a nuestro organismo, ¡siempre que no lleguemos al extremo
de convertirlo en una adicción!
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