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VIDEO SOBRE EL GRAN TIBURÓN BLANCO DE AUSTRALIA

 

VEA ESTE ESPECTACULAR VIDEO
https://www.youtube.com/watch?v=qb8ulwUBRBA
 
Encontramos al gran tiburón blanco en las aguas de la costa sur de Australia, un continente repleto de vida alimentada por las aguas provenientes de la helada Antártida. Con sus dos toneladas de peso, este gran depredador salvaje merodea por las playas australianas en busca de su más ansiada presa, el león marino. Nos sumergimos en el continente australiano para observar las hermosas y variadas criaturas que se esconden en sus aguas siempre temerosas del gran matador, el tiburón blanco.
 
Las aguas que bañan el sur de Australia conservan la fuerza de su antigua unión con la Antártida, abandonándola a las corrientes frías que la helaron. Para los tiburones este es un lugar de abundancia. El diseño básico de sus cuerpos tiene 300 millones de años de antigüedad, y es literalmente perfecto.
 
Pero solo uno de ellos se llama Muerte. Mas allá del arrecife está el reino del gran matador, el límite azul, las aguas frías que se tiñen de rojo cuando el hambre lo exige.
 
El gran blanco, dos mil kilos de fuerza salvaje al servicio de una boca. Un animal prodigioso que estamos aprendiendo a admirar tras cientos de años de pavor ciego.
 
Según ascendemos por la costa oeste de Australia se hace más evidente la presencia de los corales que ya forman arrecifes. El arrecife de coral es un ecosistema muy distinto a las aguas frías del sur.
 
El arrecife de coral es como un gigantesco organismo autónomo en el que la energía pasa de unos eslabones a otros, con la única aportación del sol y el mar. Los corales son especialistas en aguas pobres como estas, siempre que sean claras. La gran barrera de coral de Australia está formada por miles de arrecifes diferentes lo que la convierte en un paraíso natural.
 
Llegamos a los dominios del gran tiburón blanco, las aguas azul oscuro en las que está a punto de ocurrir el ataque mortal. Los osos marinos notan ya en su interior que se acerca la época de cría. A lo largo de toda la costa del sur de Australia y Tasmania, comienzan a congregarse junto a los lugares adecuados, jugando y nadando con la enorme habilidad que les caracteriza.
 
A los tiburones blancos de gran tamaño, les encanta comerse a los osos marinos, tienen carne caliente y roja cubierta de deliciosa grasa, digestiva y limpia.
 
Pero el gran tiburón blanco acude como cada año a su cita con los bebés. Todo lo que tiene que hacer es acercarse a la colonia y esperar una oportunidad.
 
Este ejemplar tiene ocho metros de furia y casi dos mil kilos de talento para cazar. A pesar de ser un pez, su sangre está diez grados centígrados mas caliente que la del agua que le rodea para conseguir mayor rendimiento muscular en el ataque. Detecta los campos eléctricos generados por sus víctimas y posee un sistema de navegación basado en el campo magnético terrestre. Su olfato es infalible, y los músculos que rodean a sus ojos se calientan mas que los demás para que la visión sea optima.
 
La leyenda negra del tiburón blanco se ha forjado basándose en exageraciones. Su imponente aspecto hizo de ellos el objeto mas codiciado por los buscadores de trofeos. Pero los ataques a humanos han sido pocos, y curiosamente muchísimas de las víctimas han sobrevivido; como estos tres hombres mutilados, que dedicaron su vida a matar tiburones blancos tras ser atacados por ellos. El tiburón blanco posee la curiosidad de todo merodeador.
 
Ahora sabemos que el tiburón blanco solo ataca hombres por error o autodefensa, al confundirlos en aguas turbias con sus presas habituales los osos marinos.
 
Su discreción es tal, que en mares donde no quedan ya casi focas y los tiburones blancos devoran otras presas que no se parecen al hombre, no hay ataques.
 
Este animal fantástico es un símbolo del mar en el que vive, un mar al que poco a poco vamos dando mordiscos, mucho mas peligrosos que los del gran blanco. El gran blanco es relativamente fácil de defender, pero existen otras 350 especies de tiburones que están sufriendo cada vez mas los efectos de la sobre pesca sin que casi nadie se fije en ellos.
 
Nadie sabe aún cuántas respuestas nos esperan en estas aguas, pero algo es seguro, en el fondo azul sin horizonte, en el abismo salado en el que viven todas estas criaturas, solo uno es el rey.
Carcharodon carcharias, la muerte blanca.


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