Al elegir amar se elige también la muerte física, se elige no necesitar
del cuerpo para amarse.
Y eso es lo que debes vivir cuando muere un ser que amas: no seguir
apegado a un cuerpo material.
Cuesta mucho desprenderse de lo físico, pero hay
que ir más allá y vivir del espíritu.
El reto es trascender los abrazos, la
mirada, la intimidad y creer
que el que murió vive y sigue contigo.
El amor es más fuerte que la muerte y une en una
vibración sutil a los que aceptan la partida y superan el plano físico.
Por eso debes pensar en la muerte y prepararte para ella
ya que solo así podrás elaborar bien un duelo.
Decide conversar sobre la partida con aquellos que amas y cree que la unión física es temporal.
Hay vida en la muerte cuando amas de verdad más
allá de una vestidura llamada cuerpo.
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