El
respeto a la vida es fundamento de cualquier otro derecho, incluidos los de la
libertad.
El sentido más verdadero y profundo de la vida es un don
que se realiza al darse.
El ser de las cosas, no su verdad, es la causa de la
verdad en el entendimiento.
El
servidor de Dios debe brillar por su vida y santidad.
El siervo de Dios que no se enoja ni se turba por cosa
alguna, vive, en verdad, sin nada propio.
El verdadero conocimiento y la auténtica libertad se
hallan en Jesús. Dejen que Jesús forme parte siempre de su hambre de verdad y
justicia, y de su compromiso por el bienestar de sus semejantes.
ella dulcemente, tomando las cosas con sencillez, como
venidas de la mano de Dios, sin más reflexiones. Desnudez y pura simplicidad de
espíritu.
En aquellos días aprendí dónde hay que interrumpir la
discusión para que no se convierta en embuste y dónde ha de empezar la
resistencia para salvaguardar la libertad.
En
el fondo, lo que nuestro corazón desea es lo bueno y bello de la vida.
No permitáis que vuestros deseos y anhelos caigan en el vacío, antes bien haced
que cobren fuerza en Cristo. Él es el cimiento firme, el punto de referencia
seguro para una vida plena.
En el jardín de la Iglesia se cultivan: las rosas de los
mártires, los lirios de las vírgenes, las yedras de los casados, las violetas
de las viudas.
En
esta vida hay que ser solución, no problema.
En
esta vida la paciencia ha de ser el pan de cada día; pero la necesitamos
en particular para nosotros, porque nadie se nos hace tan pesado como nosotros
mismos.
En la concepción relativista, dialogar significa colocar
la propia fe al mismo nivel que las convicciones de los otros, sin reconocerle
por principio más verdad que la que se le atribuye a la opinión de los demás.
En las cosas necesarias, la unidad; en las dudosas, la
libertad; y en todas, la caridad.
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