Los
planes definidos producen resultados definidos. Los
indefinidos simplemente no producen nada. El escribir las metas tiene su valor:
A menos que se escriban las metas y objetivos
se perderá la atención en el tráfico de nuevos problemas, nuevos retos y nuevas
decisiones. Las metas por escrito nos ayudan a mantenernos en el recto camino
hacía el progreso y actúan como "pantallas" para eliminar las
distracciones e interrupciones externas.
Las
metas por escrito son útiles para medir el progreso en el esfuerzo. Hacen ver
hasta dónde se ha llegado. Es una forma de retroalimentación para medir los
resultados. Sin metas por escrito y a plazos nuestra
memoria se vuelve borrosa y se pierde la motivación.
Escribir cristaliza el pensamiento y el
pensamiento cristalizado motiva a la acción.
El mero hecho de escribir las metas, clarifica
el propósito y la decisión. Es una forma de obligarse a sí mismo a actuar.
Las
metas escritas sirven como referencia y recordatorio de los objetivos.
Un plan escrito ahorra tiempo y energía porque
se sabe en todo momento hacía donde se camina.
Una vez que ya estén las metas y por escrito,
hay que hacer la pregunta: ¿por
qué quiero lograr esto y por qué no lo he logrado todavía? ¿Cuáles son las
circunstancias, condiciones o razones por las que aún no he logrado lo que
quiero? Este raciocinio es importante, cuando se trata de un trabajo de
liderazgo en el que ya se deberían haber conseguido ciertos objetivos. Y se
trata con este pensamiento de completar el plan de metas con un análisis sereno
de las dificultades. que se van a encontrar en la práctica. Ello enriquecerá el modo de
ejercer el liderazgo personal, porque se conoce por adelantado cuáles son los
obstáculos normales en el logro de unas metas., Es un tipo de realismo
bueno y enriquecedor. A veces lo contrario conduce a un idealismo que acaba en
el fracaso.
Una vez que se conoce lo que se interpone
entre uno y las metas, es más fácil encontrar una solución. Conocer la
naturaleza de un problema es ya un avance para encontrar la respuesta. Cada
problema u obstáculo tiene sus propias soluciones. El líder tiene fe en que
ante todas las dificultades puede encontrar dentro de sí mismo la fuerza para
vencerlas haciendo mejor lo ordinario o intentando nuevos caminos o ampliando
la visión de las cosas. A
veces hay soluciones que ton difíciles de descubrir, pero el esfuerzo realizado
para descubrirla y los intentos realizados siempre son formativos. El líder
esto es importante no siempre vence los problemas. El éxito del líder es haber
hecho lo que debía. Puede morir en una cruz, aparentemente fracasado,
pero realmente ha triunfado.
No basta en un plan de liderazgo fijar las metas; es necesario fijar el tiempo
en que dichas metas se van a realizar. Los plazos es a la fijación de metas lo
que el gatillo es al rifle. Es una mecanismo esencial de activación. Sí alguien
se fija un plazo para lograr una meta, ese plazo actúa sobre él urgiendo. El plazo crea urgencia y lleva a la persona a continuas revisiones. No
es lo mismo lograr una cosa, que tenerla terminada mañana. Un plazo crea un
reto en el interior. Un plazo crea una actitud mental positiva, pues ayuda
enfocar la atención y a concentrarse en el objetivo, eliminando distracciones.
Cuando no hay plazos, los días pasan y se tiene la sensación de que no se hace
nada. Sin embargo, los plazos se deben manejar con madura comprensión. Ellos son los esclavos, no los
amos. El que fija los plazos puede cambiarlos, no por comodidad o
fracaso, sino por necesidad. Puede hacer ajustes en base a cambio de opiniones
debidas a circunstancias diferentes. El fijar plazos o fechas no debe hacerse
por simple condescendencia en un plan de trabajo; ello es relativamente fácil.
Hay que hacerlo sabiendo que ello me obliga a lograrlo cuando me lo he
propuesto.
En
el camino hacia el éxito en el liderazgo personal, además de la fijación de las
metas y de los plazos, es necesario forjar "un deseo vehemente" por
lo que uno quiere lograr. La diferencia entre los
campeones y los fracasados en el deporte no está tanto en la cuestión de
talentos, habilidades o técnica, sino en el deseo, Lo que se ama con pasión, se
persigue con pasión. Es, por ello, importante que el líder medite en los frutos
que va a obtener de la realización de sus metas. El que al proponerse algo no
busca alguna satisfacción personal, difícilmente persevera. Lógicamente las
satisfacciones pueden ser más exteriores o interiores, más interesadas o
desinteresadas, pero al fin y al cabo deben existir. La falta de deseo de ir al
cielo, a muchos los lleva a desinteresarse de ciertos objetivos en la vida
previos para lograr esa satisfacción. Realmente el deseo de algo estimula a
redoblar los esfuerzos, a vencer más fácilmente las dificultades, a no
desalentarse en el camino,
¿CONSIDERO QUE VALE LA PENA?:
Existe un plan de acción, se conocen los
escollos y las soluciones. Se sabe el tiempo que va a costar. Se conocen los
beneficios que se van a obtener. Después de todo ello, ¿valdrá la pena? Si se
duda del intento, significa que la decisión es débil. Si no se duda, el deseo y
la decisión se intensificarán. La meta está firmemente asentada en su sistema de valores. En un líder
la certeza en sus ideas es fundamental para triunfar como líder a pesar de las
dificultades e incluso de los fracasos. Todo lo que se desea con
vehemencia, se busca con sinceridad y se trabaja con entusiasmo, se logrará.
Se debe señalar que en la vida del líder debe
haber una comunión perfecta entre su vida y lo que busca. El liderazgo no tiene
horas, es una actitud de vida. No se puede fragmentar la vida. Se vive, se
trabaja, se descansa, se sufre, se goza para ser líder. Las metas del liderazgo
deben ser vividas con intensidad a todas horas. Todas las experiencias me
pueden proporcionar una ayuda para ser líder.
Gracias y felicitaciones, sigan adelante que entre mas compartimos... mas aprendemos.
ResponderBorrarSaludos.
L. Páez