Es
encarar un retraso o una situación problemática sin quejarse. Es estar en calma
y ser tolerante cuando las cosas difíciles pasan. Es mirar hacia el final...
desde el comienzo.
Practico la paciencia cuando....
1.
Establezco metas y me adhiero a
ellas hasta que las alcanzo.
2.
Realizo ahora algo que me ayudará
en el futuro.
3.
Acepto las cosas que no puedo
controlar con humor y buen modo.
4.
Establezco metas y persevero hasta
que las alcanzo.
5.
Soy gentil con otros y conmigo
mismo, aún cuando ambos cometemos errores.
¿Por qué es tan difícil ser
paciente con algunas situaciones? ¿Es el orgullo o la soberbia lo que sepulta la paciencia?
¿O es el excesivo afán por alcanzar y conseguir cosas lo que
desestabiliza, perturba e impacienta?
Estamos condicionados y programados para dar
respuestas inmediatas. Nos molestamos cuando algo no funciona como queremos.
No nos gusta esperar, nos impacientamos con facilidad.
Debido
a esta impaciencia perdemos todo lo bueno de la vida. Nos
enojamos y nos llenamos de resentimiento hasta que, finalmente, nos sentimos insatisfechos y
descontentos con la vida.
No
dejes que tu mente se perturbe.
Una mente perturbada se deja influir con facilidad, y eso te
costará la paz.
Aprende
a mantener tu paz liberándote de los apegos.
Si
compites o te comparas con los demás no podrás enfocarte hacia adentro.
Al concentrarte en tu interior mantendrás la
atención sobre tu ser más elevado, recordarás tu naturaleza original y podrás
forjar una unión con lo divino. Así te resultará fácil reconocer los
pensamientos inútiles y reemplazarlos con una perspectiva espiritual.
Dios
nos enseña cómo mirarnos hacia adentro, así que escucha muy cuidadosamente.
Revísate
y cambia.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Por favor, escriba aquí sus comentarios