Usted
tiene un corazón inteligente y cultiva la inteligencia emocional, cuando maneja
sus emociones y las de los demás. Para lograrlo elija
conocerse sin subterfugios, controlarse, y será capaz de reaccionar con
serenidad y eficacia en las crisis y ante los retos. Gana todo si su actitud no
es de ira o desespero y asume las crisis de un modo inteligente, creativo y
conciliador.
Algunos nacen con talentos que les permiten
relacionarse bien con los demás, aunque no se destacan por su inteligencia, sus
conocimientos o sus títulos.
Sin embargo, cualquiera puede aprender a
actuar con autodominio, influir en los otros y ser capaz de enfrentar
contratiempos, superar obstáculos y ver las dificultades con ánimo positivo.
Hoy en día las empresas valoran más al que brilla por su inteligencia
emocional, que al que sabe mucho de un tema y poco de la vida y las relaciones.
Por
eso es tan importante conocer y manejar sus propios sentimientos, interpretar o
enfrentar los sentimientos ajenos, sentirse satisfecho, ser eficaz en la vida y
cultivar hábitos sanos.
Por lo mismo, dedíquese a lograr estas
cualidades: autoconfianza, motivación y persistencia en los proyectos,
resistencia a las frustraciones, control de los impulsos, buen humor, empatía y
un manejo del estrés.
Richard Boyatzis de la Escuela de
Administración, en la Case Western Reserve University, realizó hace años un
estudio con más de 2.000 supervisores, gerentes del nivel medio y ejecutivos de
12 organizaciones diferentes. De las 16 habilidades que distinguían a las
estrellas de los mediocres, todas eran aptitudes emocionales, menos dos. Por
eso, si usted quiere tener un éxito integral debe utilizar las emociones de
forma inteligente: lograr que sus emociones trabajen en beneficio propio, y ser
capaz de controlar su conducta y sus pensamientos para obtener mejores
resultados. Las emociones definen quiénes somos desde el punto de vista de
nuestra propia mente y desde la perspectiva de los demás. Piénselo bien y verá
que no hay nada más valioso que entender lo qué lo pone feliz o enojado, lo
entristece, le despierta el miedo, lo inspira o lo deleita.
Tenga
en cuenta que no es sano sofocar las emociones, sino dirigirlas y
equilibrarlas. En lugar de negar o reprimir los verdaderos
sentimientos, manéjelos con amor, deje que fluyan y aprenda de ellos. En efecto, un estado de ánimo
'malo' puede ser útil: el enojo, la tristeza y el miedo pueden ser una intensa
fuente de motivación, y llevarlo a corregir una situación adversa o injusta.
La
tristeza compartida suele unir a la gente y cierto grado de ansiedad puede
acicatear su espíritu creativo. Las emociones le dan
información valiosa sobre usted mismo, los otros y las situaciones. Si actuó de
mal humor con un compañero mire si se siente abrumado por un exceso de trabajo,
si está frustrado ante un hecho y busque otras estrategias. Quien saca tiempo
para relajarse y se cultiva espiritualmente hace grandes avances, actúa con un
corazón inteligente y puede amar la vida con avidez.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Por favor, escriba aquí sus comentarios