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ALGUNAS PRÁCTICAS PARA SER AMABLES


Esta no pretende ser una lista definitiva o taxativa, por lo que sugiero que la adapte para su propio uso y que, si es de su interés, la complemente compartiéndome otros comportamientos que considere que hacen la vida más amable.

Si quiere escuchar audios y videos en lugares públicos, desde su celular o equipo, use audífonos

Hágalo también con sus hijos, por supuesto.

Antes de entrar, deje salir

En un ascensor, en una sala o en un baño.

En lugares como cafeterías, restaurantes y cualquier otro sitio público, evite vociferar con la gente con la que está compartiendo o por su teléfono celular.

En teatros, cinemas, aviones o buses, comparta el descansabrazos

No es necesario entrar en una “guerra silenciosa” por colonizarlos.

En el cine, en un avión o cualquier otro medio de transporte o lugar, evite halar o empujar la silla que tiene enfrente de usted.

Al usar escaleras eléctricas o bandas transportadoras, sitúese en el lado derecho de la misma y no bloquee el paso de quienes quieren subir caminando.

En lugares de tránsito peatonal o vehicular, evite obstaculizar al situarse en las entradas o salidas de salas, ascensores, escaleras, corredores o vías

Esto incluye la “simple parada” a comprar pan dejando el vehículo en la avenida

En este aspecto no sobra complementar con la mención de un clásico: respete la fila.

Guíe a las personas desde la entrada y acompáñelas hasta la salida cuando le están visitando

Especialmente en lugares grandes o complejos.

Si tiene una de esas gripas que le atrapan, en los lugares públicos use pañuelos al toser, esté o no en compañía de alguien más.

Abra una puerta o ceda el puesto o asiento a personas que lo puedan requerir o, simplemente, por mera cortesía.

Deje limpio el puesto o mesa que ocupó y déjelo listo para el siguiente usuario poniendo la basura en su lugar.

Si debe dar un cambio, en dinero especialmente, y no lo puede hacer exactamente, es mejor que sea por exceso que por defecto

Hacerlo es más cortés y expresa mejores cosas de nosotros que decir “¿Le puedo quedar debiendo 50 pesos?”

Si requiere dinero de un cajero automático, sáquelo del cajero correspondiente y evite usar el de automóviles cuando anda a pie.

Reconozca el trabajo y el esfuerzo de quienes le atienden

Quienes hemos trabajado alguna vez como meseros, vendedores de almacén o en cualquier otro rol de atención a terceros, sabemos lo valioso que es el reconocimiento, económico o no, que refuerza el sentido y propósito de lo que se hace.

Si acordó una cita, cúmplala

Si no puede ir, avise con tiempo y no cancele a última hora

Todo anfitrión, por muy sencillo que sea el encuentro, se esmera no solo por organizar y reservar su agenda para nosotros, sino también por hacer algunos preparativos para recibirnos

Esto aplica también para citas médicas, reservaciones en escenarios públicos y afines.

Si va de visita, por iniciativa propia o como invitado, lleve un detalle como gesto de agradecimiento a su anfitrión

Más aún si está de cumpleaños o está celebrando algo especial.

Si va a invitar a alguien, pagando la cuenta, no tiene que decirle: “En la próxima pagas tú”

Usted invita porque quiere, no porque está haciendo un intercambio de favores.

Dé la bienvenida a personas que llegan a formar parte de cualquiera de las comunidades a las que usted pertenece: un nuevo vecino, un nuevo integrante de un equipo o un nuevo portero, entre otras posibilidades

Un buen inicio influye positivamente para continuar  adelante.

Si tiene que decir que no, como es natural ante algunas de las solicitudes que nos hacen, no solo diga no

Hágalo cortesmente, explique por qué no y ofrezca alternativas.

Cuando alguien le busca personal y directamente para tratar un tema o hacerle una solicitud, evite pedirle que le mande un mail o le agende para un encuentro posterior

Es usted quien debe hacerlo por respeto a la iniciativa y tiempo de quien le ha buscado.

Evite dejarse invitar siempre, independientemente de si quien lo hace tiene buena solvencia económica

Sin necesidad de tener un acuerdo, y acorde con sus posibilidades, corresponda.

Devuelva las llamadas o contactos que le hacen

Si tiene una jornada complicada, no importa que no lo haga inmediatamente, pero hágalo con prontitud.

Atienda al viajero

Si usted ha viajado entiende cuán importante y valioso es que el anfitrión le busque, le guíe o le facilite todo en un terreno que no es el suyo.

No tiene que ser un profesional de la magia para usar las palabras mágicas, esas que abren puertas, mentes y corazones: “Gracias” “Con mucho gusto” “Por favor” “Con permiso” “En qué le puedo ayudar” “Disculpe” “Buenos días” “Hasta luego”.

Un favor, ya sea pedido o no, suele ser bienvenido

Cargar una bolsa o maleta, ayudar en un trasteo, compartir unas notas o apuntes, guiar a un extranjero o alguien que está perdido, ayudar a cruzar una calle o realizar una donación.

Sorprenda con regalos, simples o elaborados, no importa

Entre otros, acercarse a alguien de quien se ha distanciado, llevar de paseo a un familiar o amigo o resaltar una virtud.

Dé tiempo, mucho o poco, pero de calidad.

Evite hacer comentarios desestimulantes en los momentos de verdad

Si cree, por ejemplo, que una camisa no le queda bien a alguien, no se lo diga momentos antes de que vaya a iniciar una presentación

En ese caso, ya no hay nada que hacer y sí mucho que destruir, como por ejemplo la autoestima.

Contrario a lo anterior, usted puede hacer comentarios amables siempre y, especialmente, en momentos clave

Por ejemplo: “Qué bonita camisa” “ese peinado te queda genial” “te veo muy bien”.

En el caso de la señora que, luego de recibir el piropo “está usted muy guapa”, contesta: “A usted no le ha costado nada y a mí me ha hecho muy feliz"


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