El amor no se muere, lo matan quienes traicionan,
abusan y descuidan la relación como se deja de regar un jardín.
El amor se va apagando como una hoguera que no se
aviva con más madera.
El amor necesita de la entrega
de los inicios.
Por falta de cuidado se van haciendo huecos porque
hay frialdad, mala
comunicación, indiferencia
o incoherencia.
No se coge al inicio la gotera y, con el
tiempo, se inunda la casa entera; no se dio importancia a la chispa y se prendió un incendio.
Las parejitas inconscientes dejan de dedicarse tiempo, los detalles no
existen, el sexo es rutinario y el trabajo absorbe.
Cuando quieran puede detenerse y caer en la
cuenta de que aún se aman y que pueden salvar su relación.
Ojalá sean sensatos y aviven toda la energía puesta y los sueños que alimentaron y que pueden recuperar.
Un divorcio o una separación acarrean cantidad de males que no se ven
cuando la mente y el alma están como ciegas.
Serénate y con calma haz balances.
Mira si el amor aún está vivo o
ya se secó.
Si aún hay fuego, da de nuevo lo
mejor.
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