Dedica
tiempo a conocer y controlar tus emociones ya que ellas influyen en tus
creencias y tu modo de percibir la realidad.
Es un ejercicio con resultados formidables y
te sumerge en una dimensión desconocida para muchos: la inteligencia emocional.
Aquel que conoce y maneja sus emociones llena
de armonía y de luz sus relaciones y ama la vida con avidez.
Para
mejorar comparte un plan con otras personas. Así no avanzas en solitario y hay
quien te da aliento, te corrige y te impulsa.
Contar
con los demás y apoyarse mutuamente es un signo de inteligencia emocional y una
garantía de éxito. Repite afirmaciones como estas:
Hoy renuevo mi fe, suelto dudas y miedos
atorados, hoy vuelo con las alas poderosas de una esperanza activa.
Hoy confío que igual que el ave fénix elijo
renacer de las cenizas y confiar en un mejor mañana que creo con la energía de
la fe.
Hoy de
verdad decido estar en constante relación con Dios y no que él aparezca en mi
vida solo cuando las crisis me golpean.
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