Los animales más diminutos son a veces los más sorprendentes, rápidos,
fuertes o con mejores sentidos.
El escarabajo rinoceronte es capaz de
levantar 850 veces su peso.
Haz el cálculo y multiplica por esa cifra tu propio peso.
Inaudito.
La langosta llamada Mantis puede alcanzar
la asombrosa velocidad de
80 kilómetros hora siendo un insecto tan pequeño.
El cuervo es tan inteligente que crea y usa herramientas para pescar;
tiene la misma pareja para
toda la vida.
La larva de oruga peluda vive en el Ártico,
se congela en el invierno
y tolera una temperatura de -70º C.
También las moscas de oro.
La gamba o camarón Mantis golpea a sus víctimas a una
velocidad más rápida que la de una bala calibre 22. Así destruye las duras corazas
de sus presas con un apéndice tan resistente que los científicos lo
estudian para la protección. Sus
golpes son tan poderosos que el acuario en el que las estudian debe ser de
vidrio reforzado o lo rompen.
Hay animales con más de dos ojos.
La araña puede tener dos, cuatro o seis ojos dependiendo de la raza.
La mayoría tienen ocho ojos que se llaman
ocelos y son pequeños foto receptores de este tipo de insectos.
La medusa es un animal muy curioso porque no tiene ni cerebro ni
sistema nervioso, pero sí 24 ojos en su cuerpo. Situados
en lo que se podría llamar cabeza y en la parte inferior, le dan una visión de
casi 360º de su entorno submarino.
La abeja posee cinco ojos, tres delante y dos
laterales; no distingue el color rojo que ve como negro, pero ve la luz
ultravioleta.
El tuatara es un jurásico reptil parecido a una iguana que solo
vive en Nueva Zelanda y tiene tres ojos.
El tercero es un "ojo pineal” ligado a
esa glándula, bien desarrollado con el que puede ver en el espectro del infrarrojo.
¡Uy, Cuántas sorpresas y maravillas en la fascinante creación de Dios
que no todos valoran y cuidan! Siente a Dios en su obra.
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