Humildad,
sencillez, cero ego, nada de arrogancia ni soberbia. Sí
Amado Padre, eso es lo que me permite amar de verdad.
Amado Padre, eso es lo que me permite amar de verdad.
Por lo mismo, no creerme el dulce engaño de
que soy mejor que otros, de
que tengo la razón y de que ellos deben plegarse a mis deseos.
Nada gano y sí pierdo mucho creyendo que mi
parcelita de verdad es nada menos que la verdad absoluta y así soy incapaz de aceptar
diferencias.
Entonces
mi vida se llena de contiendas o, peor, de hielo en mis relaciones,
de dolorosas batallas y
rupturas.
Con ego mi pareja y mis hijos deben seguir
sumisos el camino que les trazo porque solo yo soy el dueño de la verdad, no ellos.
¡Ay!, necesito humildad, sencillez, modestia, esa que
brillaba en Yeshua, la misma que lucían Mariam de Nazareth y su buen esposo
Joseph.
Hoy me
veo como un simple instrumento de Dios y nada más, soy un
simple pincelito y tú, Señor, eres el divino artista.
Nada de vanaglorias, los elogios me resbalan
como gotas sobre un techo. La
humildad me acerca a los demás y el orgullo me aleja de su amor.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Por favor, escriba aquí sus comentarios