El papa Francisco ha publicado su
primera exhortación apostólica, titulada "Evangelii gaudium" (la
alegría del Evangelio)
Este
es un resumen de las frases más importantes y profundas de este documento
pontificio
"Es vital que hoy la Iglesia salga a anunciar el Evangelio
a todos, en todos los lugares, en todas las ocasiones, sin demoras, sin asco y
sin miedo" (Pg.21).
"Los evangelizadores tienen 'olor a oveja' y éstas
escuchan su voz" (Pg.22).
"Espero
que todas las comunidades procuren poner los medios necesarios para avanzar en el camino de una
conversión pastoral y misionera, que no puede dejar las cosas como
están. Ya no nos sirve una 'simple administración" (Pg. 23).
"Toda la renovación de la Iglesia consiste esencialmente
en el aumento de la fidelidad a su vocación. Sin vida nueva y auténtico
espíritu evangélico, cualquier estructura nueva se corrompe en poco
tiempo" (Pg.24).
"Sueño con una opción misionera capaz de transformarlo
todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda
estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización
del mundo actual más que para la autopreservación" (Pg.25).
"La parroquia tiene que estar en contacto con los hogares
y con la vida del pueblo, y no puede convertirse en una prolija
estructura separada de la gente o en un grupo de selectos que se miran a sí
mismos" (Pg.26).
"El obispo estará a veces delante para
indicar el camino y cuidar la esperanza del pueblo, otras veces estará
simplemente en medio de todos con su cercanía sencilla y misericordiosa, y en
ocasiones deberá caminar
detrás del pueblo para ayudar a los rezagados" (Pg.28).
"Dado que estoy llamado a vivir lo que
pido a los demás, también debo pensar en una conversión del papado"
(Pg.29).
"Una excesiva centralización, más que ayudar, complica la
vida de la Iglesia y su dinámica misionera" (Pg.30).
"Invito a todos a ser audaces y creativos en esta tarea de
repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos
evangelizadores de las propias comunidades. Exhorto a todos a aplicar
con generosidad y valentía las orientaciones de este documento, sin
prohibiciones ni miedos" (Pg.30).
"Las obras de amor al prójimo son la manifestación externa
más perfecta de la gracia interior del Espíritu" (Pg.32).
"Si un párroco a lo largo de un año
litúrgico habla diez veces sobre la templanza y sólo dos o tres veces sobre la
caridad o la justicia, se produce una desproporción donde las que se
ensombrecen son precisamente aquellas virtudes que deberían estar más presentes
en la predicación y en la catequesis. Lo mismo sucede cuando se habla más de la ley que de la
gracia, más de la Iglesia que de Jesucristo, más del Papa que de la Palabra de Dios"
(Pg.33).
"Necesitamos expresar las verdades de siempre en un
lenguaje que permita advertir su permanente novedad (…) Una cosa es la
sustancia, y otra la manera de formular su expresión." (Pg.36).
"A
los sacerdotes les recuerdo que el confesionario no debe ser una sala de torturas sino el lugar de la
misericordia del Señor que nos estimula a hacer el bien posible"
(Pg.38).
"La Iglesia está llamada a ser siempre la casa abierta
del Padre. Uno de los signos concretos de esa apertura es tener templos
con las puertas abiertas en todas partes. Que nadie encuentre la frialdad de
una puerta cerrada" (Pg.40)
“Pero hay otras puertas que no se deben
cerrar. Todos pueden
participar de alguna manera en la vida eclesial, todos pueden integrar la
comunidad”. (Pg.40).
“Y tampoco las puertas de los sacramentos deben cerrarse por una razón
cualquiera (…) La Eucaristía no es un premio para los perfectos sino un
generoso remedio y un alimento para los débiles” (Pg.40)
“A menudo nos comportamos como controladores de la gracia y no como
facilitadores. Pero la Iglesia no es una aduana, es la casa paterna
donde hay lugar para cada uno con su vida a cuestas" (Pg.41).
"Los pobres son los destinatarios
privilegiados del Evangelio. Hay que decir sin vueltas que existe un vínculo
inseparable entre nuestra fe y los pobres. Nunca los dejemos solos" (Pg.41).
"Prefiero una Iglesia
accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia
enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades"
(Pg.41).
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