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FRASES INSPIRADORAS IMPORTANTES DE LA RELIGION 17

La vida se acrecienta dándola y se debilita en el aislamiento y la comodidad.

Madura a la vez que nos damos a los otros.

La vocación del cristiano es la santidad, en todo momento de la vida. En la primera de la juventud, en la plenitud del verano de la edad madura, y después también en el otoño y en el invierno de la vejez, y por último, en la hora de la muerte.
Las cuestiones controvertidas nunca deben resolverse con el recurso de las armas.

Las deportaciones forzadas, la eliminación sistemática de pueblos y el desprecio de los derechos fundamentales de la persona son las tragedias que, desgraciadamente, aún hoy humillan a la humanidad.

Las lágrimas no piden perdón, lo merecen.

Las mismas miserias de la vida se convierten en delicias celestiales si sabemos encontrar en ellas el placer de cumplir la voluntad de Dios.

Las mortificaciones que no van condimentadas con la salsa de nuestra propia voluntad son las mejores y las más excelentes, como las que nos tropezamos por la calle, sin pensar en ellas ni buscarlas, y las de cada día, aunque sean pequeñas.

Las obras de amor al prójimo son la manifestación externa más perfecta de la gracia interior del Espíritu.

Las penas, consideradas en sí mismas, ciertamente no pueden ser amadas, pero consideradas en su origen, es decir, en la Providencia y Bondad divina que las ordena, son infinitamente amables.

Las políticas familiares basadas en la esterilización masiva, en la promoción del aborto o del divorcio producen resultados dramáticos: la desintegración de la célula fundamental de la sociedad.

Las reivindicaciones de los legítimos derechos de las mujeres plantean en la Iglesia profundas preguntas que no se pueden eludir superficialmente. El sacerdocio reservado a los varones, como signo de Cristo Esposo que se entrega en la Eucaristía, es una cuestión que no se pone en discusión. Pero en la Iglesia las funciones no dan lugar a la superioridad. Y una mujer, María, es más importante que los obispos.

Las riquezas son verdaderas espinos; ellas punzan con mil espinos al adquirirlas, muchas inquietudes conservándolas, con muchas disgustos gastándolas, y con muchas pesares perdiéndolas.

Les pido a todos, a todo el pueblo, que por lo menos dejen una ventana abierta para que Cristo entre en sus vidas.

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