En nosotros todo lo excusamos; en los prójimos, nada;
queremos vender caro y comprar barato.
En
nuestros días se advierte la creciente conciencia de que la paz mundial está
amenazada, no sólo por la carrera de armamentos, los conflictos regionales y
las injusticias que todavía existen en los pueblos y entre las naciones, sino
también por la falta de respeto a la naturaleza, a la explotación desordenada
de sus recursos y al progresivo deterioro de la calidad de vida.
En
realidad, todas las cosas, todos los acontecimientos, para quien sabe leerlos
con profundidad, encierran un mensaje que, en definitiva, remite a Dios.
En
una sociedad donde no hay algo por lo que valga la pena morir, tampoco hay nada
por lo que valga la pena vivir.
Entretenerse en buscar defectos en el prójimo es prueba
suficiente de no ocuparse apenas en los suyos propios.
Es bueno plantearse la cuestión de si razón y religión no
debieran limitarse recíprocamente.
Es común que quienes se perdonan demasiado son más
rigurosos con los demás.
Es evidente que existe la verdad. Porque el que niega que
existe la verdad, conoce que la verdad existe. Si, pues, no existe la verdad,
es verdad que la verdad no existe.
Es
feliz quien nada retiene para sí.
Es imperioso que los gobernantes y los poderes
financieros levanten la mirada y amplíen sus perspectivas, que procuren que
haya trabajo digno, educación y cuidado de la salud para todos los ciudadanos.
¿Y por qué no acudir a Dios para que inspire sus planes?.
Es
más honroso huir de las injurias callando que vencerlas contestando a ellas.
Es mejor cojear por el camino que avanzar a grandes pasos
fuera de él. Pues quien cojea en el camino, aunque avance poco, se acerca a la
meta, mientras que quien va fuera de él, cuanto más corre más se aleja.
Es mejor estar en la cruz con el Salvador que mirarle
solamente.
Es un homicidio negar a un hombre el salario que le es
necesario para su vida.
Es vital que hoy la Iglesia salga a anunciar el Evangelio
a todos, en todos los lugares, en todas las ocasiones, sin demoras, sin asco y
sin miedo.
Espero que todas las comunidades procuren poner los
medios necesarios para avanzar en el camino de una conversión pastoral y
misionera, que no puede dejar las cosas como están. Ya no nos sirve una 'simple
administración.
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