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CÓMO VOLVERTE OPTIMISTA EN POCOS PASOS


El optimismo no consiste en ver el mundo mejor de lo que es, pero tampoco verlo peor. Ocho formas de hacer tu vida más positiva y feliz.

La melancolía y el pesimismo afectan la economía, la salud y las relaciones, nuestros dones más preciados. He llegado a esta certeza por mi experiencia de la vida, las enseñanzas de éxitos y fracasos, y encuentros con filósofos, expertos y líderes empresariales que promueven el optimismo como valor esencial.

El optimismo hará tu vida más hermosa, y también la de otros, porque es contagioso. Aquí te dejamos 8 pasos para lograrlo y ser feliz.

Paso 1. Cultiva el pensamiento positivo
Es más saludable propiciar las emociones positivas: cariño, satisfacción, alegría. Hay vínculos arraigados entre el corazón y el cerebro. Un solo pensamiento positivo puede estimular la producción de neurotransmisores y hormonas benéficos.
La oxitocina es la hormona del amor, el placer y el orgasmo; la serotonina regula favorablemente el estado de ánimo, y la dopamina nos estimula y alienta. Basta un pensamiento, una mirada o una sonrisa para bajar la presiónarterial e infundirnos bienestar.

Prueba estos principios científicos: 
Al despertar, concéntrate unos momentos en un sueño o en algo agradable.

Al llegar al trabajo, olvida el mal tiempo o si el tránsito te retrasó un poco.

Comparte algo positivo.

Si un automovilista se detiene para cederte el paso, sonríele y salúdalo agitando la mano.

En esos momentos sentirás que la cara se te relaja y que te invade un estado de ánimo agradable.

2. No cuentes con la suerte
Después de sufrir un contratiempo muchas personas piensan que tienen mala suerte. Pero la suerte no existe. Aquellos a quienes se considera afortunados van en busca de lo que Maquiavelo llamaba hallazgos felices. Toman la iniciativa y entablan conversación con mucha gente, aumentando así sus probabilidades de hallar a su alma gemela, un empleo o un apartamento.

Es energía, no suerte. Es fuerza de voluntad, espíritu de conquista, impulso hacia delante, el cual no hay que perder jamás.

No creas que la suerte siempre te acompaña. A veces, cuando propones un proyecto en el trabajo, todo parece ir de maravilla al comienzo, pero no obtienes el resultado que esperas.

La explicación es sencilla: a tus interlocutores no les interesa tu idea, pero no quieren disgustarte o perder su tiempo hablando de ello. A la inversa, muchas propuestas que al principio se topan con una negativa terminan dando buenos resultados.

El principio básico de lo anterior es que las cosas nunca marchan tan bien ni tan mal como creemos. Las personas optimistas saben que nada se puede dar por sentado y que todo hay que ganárselo.

3. Conserva el deseo de aprender
A los pesimistas les falta curiosidad; dejan ir las oportunidades de descubrir cosas nuevas y conocer personas.

A los optimistas, en cambio, todo les inspira curiosidad, que es el pilar del conocimiento.

El deseo de aprender es un modo de controlar el ego: esa tentación de creer que ya lo sabemos todo.

Adquirir aptitudes, incluidas las técnicas, ensancha nuestros horizontes y nos hace más felices. Los avances recompensan nuestros esfuerzos, y contrarrestan los reveses y las frustraciones.

Busca grandes hallazgos o plantéate retos pequeños. Lo principal es mantenerte despierto.

 4. Asume tus responsabilidades
No es común que descarguemos las frustraciones en nuestros familiares, amigos o compañeros de trabajo. Tendemos a ser considerados hacia ellos, pero a cambio desconfiamos de los extraños. Construimos un mundo virtual en el que todo lo interpretamos negativamente; exageramos los temores sobre la delincuencia, por ejemplo, aun donde ésta es escasa.

Según sondeos de opinión realizados en los últimos 20 años, siempre creemos que el desempleo va en aumento aunque haya disminuido, y que el poder adquisitivo siempre cae aunque esté creciendo.

La exageración de los riesgos y el sufrimiento es un fenómeno colectivo que puede afectarnos en lo individual. ¿El dinero no te alcanza? Comienza por no exagerar el sufrimiento. También ten en cuenta lo que va bien, lo que has conseguido.

En vez de quejarte, busca a tu alrededor personas que han tenido problemas parecidos y que quizá puedan ayudarte.

Si tienes problemas en casa o en el trabajo, son tu responsabilidad. Tú eres la principal solución.

5. Mira las cosas con distancia
¿Por qué aguantar todo el impacto de lo que nos sucede? Da unos pasos hacia atrás para mirar la situación de lejos y poder compararla con otras que hayas experimentado.

Esto no es huir de la realidad; es darle su justa dimensión. A quienes lo dudan les aconsejo que escuchen los relatos de mujeres que han sufrido cáncer por enésima vez, siguen dando la batalla y hasta han hallado nuevos anhelos y motivos para vivir.

Asistí a talleres para personas que reciben prestaciones de la asistencia social y constaté que no se autocompadecían y que mostraban grandes deseos de superarse.

¿Qué importancia real tienen tus frustraciones y desdichas?

6. No creas que el pasado fue mejor
Ser optimista significa vivir el presente sin agobiarnos todo el tiempo con la idea de que antes nos iba mejor, o de que seremos felices más adelante.

Como dijo el filósofo francés André Comte-Sponville, “es inútil esperar lo que no se tiene y dejar de disfrutar lo que sí se tiene”. Si no vivimos el ahora plenamente, podemos perdernos experiencias satisfactorias.

Es una filosofía de la felicidad. Es viviendo el aquí y el ahora, cultivando el carpe diem (“aprovecha cada día”) de los antiguos, como podrás aprender de tus éxitos y fracasos, superarte, no dejar pasar las oportunidades y, desde luego, nunca dejar para mañana lo que puedes hacer hoy.

7. Ve el mundo tal como es
El optimismo no consiste en ver el mundo mejor de lo que es, pero tampoco verlo peor. Es verdad que el mundo es incierto, como lo vimos en la Revolución Industrial y el advenimiento del ferrocarril. En ese entonces eran aún mayores los temores de la humanidad.

Pero el mundo también es maravilloso. Los avances científicos, médicos y tecnológicos nunca habían sido tan espectaculares. Desde 1990, cada año hemos ganado tres meses en la esperanza de vida. Las soluciones al hambre, la falta de agua y las enfermedades virales nunca han estado tan cerca. Aunque no sean suficientes, nunca se han tomado decisiones tan importantes en lo relativo al calentamiento del planeta, las crisis monetarias y los derechos humanos.

Dejemos de ver medio vacío el vaso del mundo: está lleno de promesas.

8. Si no estás convencido, haz como que sí
Reflexiona un momento sobre este refrán del escritor francés Georges Bernanos: “La única diferencia entre el optimista y el pesimista es que el primero es un tonto feliz, y el segundo, un tonto desdichado”.

¿No te convence? Finge que sí. Sé agradecido de corazón. Exprésale todos los días tu gratitud a alguien que haya sido amable contigo. Respira hondo… y sonríe.

Guarda en la memoria tus pensamientos y sueños positivos, y acuérdate de ellos cuando te invada una emoción negativa.

Crea una caja de recuerdos y guarda en ella fotos de tus seres queridos y otras cosas que te produzcan sentimientos agradables. Pronto te darás cuenta de que esto te hace bien y que tiene buenos efectos en quienes te rodean.

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