Se cuenta que el gran entrenador de futbol Gabriel
Ochoa Uribe acostumbraba a decirles a sus jugadores cuando le hablaban de la
buena y la mala suerte: "¿No les parece muy curioso que cuando más
entrenamos más buena suerte tenemos?".
Anécdota bien
oportuna para silenciar a los que creen que el éxito no es fruto del talento y
la dedicación sino de la buena suerte. Es común que quien triunfa en los
negocios o en el trabajo escuche frases como esta: "es que vos tenés muy
buena suerte", "es que con una suerte como la tuya, yo también
estaría arriba", "envidio tu suerte porque la mía es de perros".
Lo cierto es que nos hace
falta ver la realidad de otra manera y entender que cada cual traza su destino.
Por eso, si
usted desea buena suerte en el 2003, aquí tiene la fórmula con las letras de la
misma palabra:
1. Sacrificio. Palabra que asusta a los mediocres y a los amigos de lo fácil. Si no le gusta el termino ponga en su lugar esfuerzo, entrega y disciplina y pregúntele a cualquier campeón si ha alcanzado triunfos sin renunciar a unas cosas para lograr otras. ¿Está usted dispuesto a sacrificar o dar algo para lograr satisfacción?.
1. Sacrificio. Palabra que asusta a los mediocres y a los amigos de lo fácil. Si no le gusta el termino ponga en su lugar esfuerzo, entrega y disciplina y pregúntele a cualquier campeón si ha alcanzado triunfos sin renunciar a unas cosas para lograr otras. ¿Está usted dispuesto a sacrificar o dar algo para lograr satisfacción?.
2. Unión. Al éxito jamás se llega en solitario y la que algunos llaman buena suerte es
siempre el fruto de la unión de varios y de un estupendo trabajo en equipo. La
persona individualista fracasa tarde o temprano y hasta el atleta que corre
solo cuenta con un entrenador, un preparador físico y otras personas que lo
apoyan.
3. Entusiasmo. Es la energía divina que permite
superar barreras y perseverar
cuando aparecen las crisis. Es la suma de una actitud positiva, una fe intensa
y un firme compromiso. Con entusiasmo se aprende de los errores, se crece con
los fracasos y se ve una oportunidad en cada calamidad.
4. Responsabilidad. Es decir, la habilidad para
responder por lo que se hace y se deja de hacer. A una persona responsable le va bien porque ella crea su propio
destino, actúa con integridad y deja de lado las culpas y las excusas. Sea
usted responsable y llevará su barco a buen puerto, aun en medio de las
tempestades.
5. Trabajo. Buena suerte es amar el trabajo,
mejorar cada día y buscar siempre la excelencia. Nadie permanece arriba por palancas o por un hado, sino por su
entrega, su dedicación por convertir su trabajo en una misión de servicio con
calidad. ¿No le parece curioso que los mejores trabajadores tengan tanta
suerte?
6. Ética. La persona ganadora es fiel a buenos
principios y buenos hábitos y su integridad es la mejor suerte porque le da paz
interior. Por eso, quien carece
de ética termina mal, aunque por un tiempo disfrute de éxitos efímeros. Sin
ética los triunfos son engañosos, con ética el éxito es duradero.
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