• Ser una persona auténtica es la mayor
perfección.
• No basta ser inteligente, se requiere la predisposición del carácter.
• El saber y el valor contribuyen conjuntamente a la grandeza.
• Un hombre sin conocimientos es un mundo a oscuras, pero sin valor es estéril
la sabiduría.
• El silencio recatado es el refugio de la cordura.
• No hace sagrada la imagen el que la pinta y adorna, sino el que la
adora.
• El Saber con recta intención garantiza la abundancia de aciertos.
• La reputación se compra con trabajo: poco vale lo que poco cuesta.
• La buena suerte tiene sus reglas. No hay más buena ni mala suerte que la
prudencia o la imprudencia.
• Más puede valer la sabiduría que se comunica en el trato social que todos los
conocimientos académicos.
• Es nuestro destino tener defectos. Pocos viven sin ellos. Sería una gran
habilidad convertirlos en motivo de estimación. César supo cubrir de laureles
su calvicie.
• No puede ser entendido el que no sea buen entendedor.• La perfección no
consiste en la cantidad, sino en la calidad.
• La mala suerte es, con frecuencia, culpa de la estupidez.
• Nunca se debe abrir la puerta al menor mal, pues siempre venderán tras el, a
escondidas, otros mucho y mayores.
• Lo mejor es acercarse a los sabios y prudentes, pues tarde o temprano dan con
la buena suerte.
• Es una gran lección de la vida el saber negar.
• Cualquiera habría triunfado si hubiera conocido a tiempo su mejor
cualidad.
• La fortuna se cansa de llevarlo a uno a cuestas durante mucho tiempo.
• Aprender a conocer cuando las cosas están en su punto, en su sazón, y
saberlas disfrutar.
• Conseguir la admiración general es mucho, pero es más ganar el afecto.
• La cortesía es el mayor embrujo político de los grandes personajes. Primero
hechos y después palabras.
• Nunca exagerar. Es importante para la prudencia no hablar con superlativos,
para no faltar a la verdad.
• Huir de los asuntos difíciles y peligrosos. Estos asuntos son tentaciones del
juicio y es más seguro huirlas que vencerlas.
• Lo interior del hombre siempre debe valer el doble que lo exterior. Hay
sujetos que sólo son fachada, tienen la entrada de palacio y de choza las
habitaciones.• Ser hombre observador.
Todo lo descubre, advierte, alcanza y comprende.
• Nunca perderse el respeto a sí mismo.
• Vivir es saber elegir. Se necesita buen gusto y un juicio muy recto, pues no
son suficientes el estudio y la inteligencia. No hay perfección donde no hay
elección.
• Uno debe ser tan dueño de sí que ni en la mayor prosperidad ni en la mayor
adversidad nadie pueda criticarle por haber perdido la compostura.
• La diligencia hace con rapidez lo que la inteligencia ha pensado con
calma.
• La prisa es una pasión de necios. Los sabios suelen pecar de lentos, pues una
mirada atenta obliga a detenerse.
• Más daña la flaqueza del ánimo que la del cuerpo.
• Saber esperar. La espera prudente sazona los aciertos y madura los secretos
pensamientos.
• Saber adaptarse. Ni derroches de sabiduría ni de méritos.
• Atención a los finales: hay que poner más cuidado en un final feliz que en
una aplaudida entrada.
• Buen juicio. Con la edad y la experiencia la razón madura
cumplidamente.
• No puede haber hombre grande que no tenga alguna cualidad sublime.
• Es útil y cuerdo ahorrarse disgustos. La prudencia evita muchos. No hay que
dar malas noticias.
• El que vence no necesita dar explicaciones.
• La mayoría no percibe los detalles del procedimiento, sino los buenos o malos
resultados.
• Hay empleos expuestos a la aclamación general, y hay otros, aunque más
importantes, absolutamente invisibles.• Hacer que comprendan es
más importante que hacer recordar.
• Conocerse es empezar a corregirse.
• Un “No” dorado satisface más que un “Si” a secas.
• Saber adaptarse a todos es el gran arte de ganar a todos, porque la semejanza
atrae la simpatía.
• La excelencia suele envejecer, y con ella la fama.
• Hay que renovar el valor, el ingenio, el éxito, todo. Hay que aventurarse a
renovar en brillantez, cambiando las actividades del lucimiento.
• Incluso en el placer nunca se debe llegar a los extremos. La naranja que
mucho se exprime amarga.
• Saber valerse de los enemigos. Al hombre sabio le son más útiles sus enemigos
que al necio sus amigos.
• Es un gran defecto no servir para nada, y no menor querer servir para
todo.
• La perfección debe ser máxima, pero la ostentación moderada.
• Prevenir los rumores. La muchedumbre tiene muchas cabezas, y por eso muchos
ojos para la malicia y muchas lenguas para el descrédito. Es más fácil prevenir
que remediar.
• La cultura nos hace personas, y más cuanto mayor es la cultura. Nada cultiva
más que el saber.
• Conocerse a sí mismo. Conocer el carácter, la inteligencia, las opiniones y
las inclinaciones. No se puede ser dueño de sí si primero no se conoce uno
mismo.
• El arte para vivir mucho es vivir bien. Dos cosas acaban rápidamente con la
vida: la necedad o el vicio.• Unos perdieron la vida
por no saberla guardar y otros por no querer hacerlo.
• Quien vive deprisa en la virtud, nunca muere.
• Más vale un grano de buen sentido que montañas de inteligencia. Así se camina
seguro, aunque no tan aplaudido.
• El Hombre está hecho de todas las perfecciones y hace muy feliz la vida, y
traslada este placer a los amigos.
• Es un gran arte saber disfrutar de todo lo bueno.
• Es una gran treta saber moderarse en las fuerzas, en el saber, e ir
adelantando el triunfo.
• Conseguir y conservar la reputación es el usufructo de la fama.
• No basta tener razón si la cara es de malicia.
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