Cuando
todo se muestra desfavorable debes esperar y apelar a toda tu energía
espiritual y a lo mejor de ti.
Ningún
mal se prolonga en el tiempo y la calma retorna si confías y no te
abandonas al desespero.
Aférrate
a Dios, busca apoyo en los que te aman y no dejes que las
desventuras frenen tu entusiasmo.
Martin Luther King cuenta que en los días más
oscuros siempre encontraba
paz recitando los Salmos.
En especial el Salmo 23 cuando dice: “Aunque camine por cañadas oscuras
nada temo porque Tú vas conmigo”.
Claro que la fuerza no está en las palabras, sino en la firme
certeza de estar unido a Dios como Buen Pastor.
Todo
es pasajero, logros y derrotas, sueños y desilusiones.
Todo se pasa porque somos trashumantes.
Todo
tiene su justo momento y al final siempre hay luz cuando la fe nos lleva y el
amor nos sostiene.
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