Reconocer
la auténtica grandeza de una mujer es trascender las superficialidades y
adentrarse en el corazón mismo de su ser. Va más allá de la apariencia física o
los estándares impuestos por la sociedad; se trata de descubrir la riqueza de
su ser interior, de apreciar la magnitud de su alma y la profundidad de su ser.
Una mujer es mucho más que sus atributos externos. Su valor radica en su actitud,
en la forma en que irradia luz con su presencia, en su esencia que se refleja
en cada gesto y palabra. Es su inteligencia, su valentía, su capacidad de amar
y su determinación lo que verdaderamente la hace grande.
Su grandeza
se manifiesta en su forma de enfrentar la vida, en su entrega
desinteresada, en su
capacidad para lidiar con desafíos y aún así mantener su fuerza. Es en
su risa, en sus silencios llenos de significado, en su capacidad para dar consuelo y apoyo donde reside su
verdadera grandeza.
Reconocerla implica valorar su unicidad, sus pensamientos,
su creatividad y sus emociones. Es entender que su valía no se mide por estándares externos, sino por
la profundidad de su ser y la calidad de su corazón.
Una mujer no debe ser reducida a simples estereotipos o
idealizaciones superficiales. Su grandeza está en su humanidad completa, en su capacidad para amar,
para perdonar, para crecer y para desafiar lo establecido.
Reconocer la auténtica grandeza de una mujer es honrar su esencia, respetar
su individualidad y valorar cada una de sus cualidades que la hacen única. Es
entender que su verdadero valor no se encuentra en la admiración de otros, sino
en su propia fortaleza interna, en su amor propio y en su capacidad para
brillar con luz propia.
Aquí hay algunas cosas que podemos hacer para reconocer
la auténtica grandeza de las mujeres:
·
Aplaudamos sus logros. Cuando una mujer alcanza una meta,
reconozcamos su esfuerzo y su dedicación.
·
Escuchemos sus historias. Las mujeres tienen historias que
contar. Escuchemos sus historias con atención y respeto.
·
Apoyemos sus causas. Las mujeres están trabajando para crear un
mundo mejor. Apoyemos sus causas con nuestras acciones y nuestro dinero.
La
grandeza de una mujer se define por una combinación de cualidades, entre las
que se incluyen la resiliencia, la capacidad de dar vida, la fuerza interior,
la contribución a la sociedad y la singularidad. A lo largo de la historia, se
ha destacado la importancia de reconocer la grandeza de la mujer más allá de
los roles predefinidos por la sociedad. Esta grandeza se manifiesta en la
capacidad de trascender las expectativas, defender convicciones y forjar un
camino único. La verdadera grandeza de una mujer radica en su
singularidad, su fuerza
interior y su impacto en la sociedad, y no debe ser limitada por
comparaciones con los hombres.
Reconociendo
la auténtica grandeza de las mujeres, estamos construyendo un mundo más justo y
equitativo.
REFLEXION
Si te
atrae una mujer por la talla de su pecho, por su cintura o por sus caderas, te
estás equivocando.
Si lo
que más valoras en ellas son los rasgos de su cara el color de sus ojos, la
longitud de sus piernas o como se le ve con minifalda te sigues equivocando .
Una
mujer es su actitud, su forma de ser, la forma en que te trata y te mira, su
risa y sus silencios.
Una
mujer es su inteligencia, su rebeldía su entrega, su generosidad, su capacidad
de hacer varias cosas simultáneamente, sus manías.
Lo mejor de una mujer no es su envoltorio, es lo que hay dentro: Su humor,
sus ocurrencias, su valentía , su forma de pensar...
Un hombre de verdad, un hombre inteligente, se enamora de lo que otros ni se
imaginan Ese hombre puede ver, lo que otros ni imaginan que exista y eso,
amigos tiene un premio.. Y se llama FELICIDAD..
LA PIERDES ... Debes de ser tan idiota para provocarle lágrimas a quien te ha
provocado la mejor sonrisa. Y te preguntas ¿Por qué la estoy perdiendo? La pierdes, cuando ella te
regala el alba en su mirada y tú le haces grises sus días.
La pierdes, cuando ella se convierte en arcoiris tan solo
por pintar tu mundo y tú a cambio le das indiferencia.
La
pierdes, cuando ella aún te llena de detalles y tú a cambio le mientes.
La pierdes, cuando ella espera una llamada o un mensaje
tuyo, y tú le escribes a alguien más.
La
pierdes, cuando ella te busca para que la abraces y tú la usas físicamente.
La pierdes, cuando ella aún te ve con admiración y tú la ves
como la que prohíbe tu libertad.
La pierdes... porque simplemente tú, no mereces a alguien
como ella.
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