REFLEXION DE UN PSICOLOGO EXPERTO
¿Cómo dejar la obsesión por el celular?
En la era digital actual, los teléfonos inteligentes se han convertido en una extensión de nosotros mismos. Sin embargo, para muchas personas, la relación con estos dispositivos ha traspasado los límites de un uso saludable, derivando en una obsesión que puede afectar negativamente su bienestar físico, mental y social.
¿Cómo identificar la obsesión por el celular?
Si te identificas con algunas de las siguientes señales, es posible que estés desarrollando una dependencia poco saludable hacia tu teléfono:
- Revisas constantemente el teléfono, incluso cuando no hay notificaciones.
- Sientes ansiedad o incomodidad cuando no tienes el teléfono a tu alcance.
- Prefieres pasar tiempo con el teléfono que con personas reales.
- Descuidas tus responsabilidades o actividades importantes por estar en el teléfono.
- Utilizas el teléfono para evitar situaciones sociales o emociones incómodas.
- Sientes la necesidad de estar conectado todo el tiempo, incluso cuando duermes.
¿Por qué caemos en la obsesión por el celular?
Los teléfonos inteligentes están diseñados para ser altamente atractivos y adictivos. Las notificaciones constantes, las redes sociales y los juegos nos brindan una dosis instantánea de dopamina, un neurotransmisor asociado al placer y la recompensa.
Con el tiempo, nuestro cerebro se acostumbra a este flujo constante de estímulos, lo que genera una necesidad cada vez mayor de usar el teléfono. Además, los algoritmos de las redes sociales nos muestran contenido personalizado que nos mantiene enganchados, reforzando aún más la adicción.
¿Cómo superar la obsesión por el celular?
Para dejar atrás esta obsesión, es fundamental comprender las razones subyacentes que la alimentan. En muchos casos, el uso excesivo del celular puede estar vinculado a la necesidad de escapar de la realidad, de llenar un vacío emocional o de buscar validación externa a través de las redes sociales. Identificar estas motivaciones es el primer paso hacia la recuperación.
Si estás decidido a retomar el control de tu relación con el teléfono, aquí te dejo algunos consejos:
1. Reconocer el Problema:
El primer paso para superar la obsesión por el celular es reconocer que existe un problema. Es importante ser consciente de cuánto tiempo dedicamos a nuestro dispositivo y cómo esta conducta impacta en nuestra vida diaria, relaciones interpersonales y bienestar emocional.
2. Establece límites:
Crear límites claros en el uso del celular es esencial para recuperar el control.
- Define horarios específicos para usar el teléfono.
- Apaga las notificaciones que no sean esenciales.
- Utiliza aplicaciones que te ayuden a controlar el tiempo de pantalla.
- Deja el teléfono fuera de tu habitación por la noche.
3. Busca actividades alternativas:
Además, es beneficioso incorporar rutinas saludables como la práctica de ejercicio, la lectura o el contacto directo con la naturaleza para contrarrestar el tiempo dedicado a la pantalla.
- Dedica tiempo a tus hobbies e intereses.
- Pasa tiempo con tus seres queridos.
- Realiza ejercicio físico.
- Practica técnicas de relajación como la meditación o el yoga.
4. Practicar la Atención Plena:
La atención plena o mindfulness es una herramienta poderosa para combatir la obsesión por el celular. Aprender a estar presentes en el momento actual, sin distracciones digitales, nos permite reconectar con nuestras emociones, pensamientos y el entorno que nos rodea. La práctica de la atención plena nos ayuda a reducir la ansiedad y mejorar la concentración.
5. El autocontrol también juega un papel fundamental en este proceso:
Aprender a resistir la tentación de revisar constantemente el celular requiere práctica y determinación. Una técnica útil es utilizar aplicaciones o funciones del teléfono que nos ayuden a limitar el tiempo de uso y a establecer recordatorios para tomar descansos.
6. Fomentar las Relaciones Interpersonales:
La obsesión por el celular puede afectar nuestras relaciones personales al distraernos de la comunicación cara a cara y la conexión emocional. Es fundamental priorizar el contacto directo con familiares, amigos y seres queridos, cultivando relaciones significativas que nutran nuestro bienestar emocional.
7. Buscar Apoyo Profesional:
Si te resulta difícil superar la obsesión por el celular por tu cuenta, no dudes en buscar ayuda profesional. Un psicólogo te puede guiar en el proceso de desarrollar hábitos de uso saludables y afrontar las emociones subyacentes que pueden estar impulsando tu dependencia del teléfono. Un psicólogo experto en adicciones tecnológicas puede brindar herramientas específicas para superar esta dependencia y recuperar el equilibrio en la vida diaria.
Recuerda:
- Tú tienes el control sobre tu relación con el teléfono.
- No estás solo/a en esto.
- Es posible superar la adicción y recuperar una vida sana y equilibrada.
¡Anímate a dar el primer paso!
REFLEXION
En la mesa, en los baños, en la cama,
mientras manejas, caminas… Es una realidad, los teléfonos inteligentes
invadieron la privacidad y la vida de las personas.
No hay momento en el día en que uno no lo mire. ¿Cuántas veces serán? O mejor dicho, ¿en qué instante uno se aparta completamente de él?
No hay momento en el día en que uno no lo mire. ¿Cuántas veces serán? O mejor dicho, ¿en qué instante uno se aparta completamente de él?
Es que vivimos en una sociedad de la información que nos ha generado nuevos miedos, como el terror a estar desconectados y no manejar toda las noticias que circulan en las redes sociales o los 'chat' con los amigos.
Este fenómeno se explica porque todos
los seres humanos necesitamos estar comunicados y contar con redes sociales de
apoyo para poder vivir en forma saludable, ya que éstas nos entregan apoyo,
afecto, cuidado, cariño y respeto. Pero ahora estamos viviendo en la ilusión
que las redes sociales digitales nos proveen ese soporte
Para quitarnos la manía o la “adicción” los expertos proponen hacer una especie de acuerdo en la familia, con los amigos y los compañeros de trabajos sobre cómo debe manejarse el uso del celular.
Por ejemplo, no usarlo en la hora de almuerzo, prohibirlo en la casa cuando se va al baño, evitar ponerlo debajo de la almohada cuando se usa como despertador….
Para ayudar en este tránsito hacia una vida saludable, los expertos entregan las 7 reglas pensadas en hacer un uso más inteligente y menos autodestructivo de esta tecnología.
1. Conversa ahora, manda mensajes después: Si estás compartiendo un momento agradable, estás conversando, o simplemente descansando, ponle un límite al impulso por querer trabajar o comunicarte con otros que están lejos. Aprovecha el momento y comunícate después.
2. Día libre y sin teléfono: ¿Suena muy terrible? La idea es disfrutar como en antaño. Olvídate de las redes sociales y el Whatsapp. Si no puedes, prueba primero con usarlo como si fuera un “stupid phone” y sólo habla.
3. Evita ser un “encuentra todo”: Adiós a los buscadores, mapas, aplicaciones y lo que se te ocurra que pueda servir el internet. Dale la bienvenida a lo inesperado y planifícate. Y deja la intensidad de querer saberlo todo al instante. Nada sucede si no manejas esa información. Ocupa ese tiempo para leer y aprender de otra manera.
4. Abajo los codos y los celulares de la mesa: No hay nada más patético que ver a una familia completa chateando por sus teléfonos mientras se comparte un almuerzo. Igual de mal se ven cuando los chicos y los amigos hacen lo mismo frente a una audiencia que está ahí para verte y saber de ti. Ni hablar en una primera cita. Tal vez esta descortesía debiera ser totalmente descartada. ¿Tal vez una ley que los prohíba?
5. Para de mirarlo: Suena absurdo, pero con tanta interacción que uno tiene con el aparato a través de las notificaciones los ojos se van solos para saber qué está pasando. Pero calma, modifica en los ajustes esos avisos. ¡Date un respiro!
6. Prueba qué pasa al dejar de ser tan activo: ¿Sabes cuánto de tu tiempo le dedicas a Instagram, Facebook o Twitter? ¿Qué pasaría si desapareces un rato? Tal vez te des cuenta que no te perdiste de nada y tu vida anda a otro ritmo. Sin tanto estrés.
7. Deja dormir al teléfono. Apágalo: Si tu duermes todas las noches, ¿acaso tu teléfono no necesita también descansar? “Las pantallas de los dispositivos electrónicos emiten luz azul, que tu cerebro asocia con la luz del día. La exposición hace estragos con el reloj de tu cuerpo, mientras que la estimulación –sólo un tuit, email o mensaje de texto que llega, hace lo mismo con la ya sobrecargada capacidad de atención-”
Para quitarnos la manía o la “adicción” los expertos proponen hacer una especie de acuerdo en la familia, con los amigos y los compañeros de trabajos sobre cómo debe manejarse el uso del celular.
Por ejemplo, no usarlo en la hora de almuerzo, prohibirlo en la casa cuando se va al baño, evitar ponerlo debajo de la almohada cuando se usa como despertador….
Para ayudar en este tránsito hacia una vida saludable, los expertos entregan las 7 reglas pensadas en hacer un uso más inteligente y menos autodestructivo de esta tecnología.
1. Conversa ahora, manda mensajes después: Si estás compartiendo un momento agradable, estás conversando, o simplemente descansando, ponle un límite al impulso por querer trabajar o comunicarte con otros que están lejos. Aprovecha el momento y comunícate después.
2. Día libre y sin teléfono: ¿Suena muy terrible? La idea es disfrutar como en antaño. Olvídate de las redes sociales y el Whatsapp. Si no puedes, prueba primero con usarlo como si fuera un “stupid phone” y sólo habla.
3. Evita ser un “encuentra todo”: Adiós a los buscadores, mapas, aplicaciones y lo que se te ocurra que pueda servir el internet. Dale la bienvenida a lo inesperado y planifícate. Y deja la intensidad de querer saberlo todo al instante. Nada sucede si no manejas esa información. Ocupa ese tiempo para leer y aprender de otra manera.
4. Abajo los codos y los celulares de la mesa: No hay nada más patético que ver a una familia completa chateando por sus teléfonos mientras se comparte un almuerzo. Igual de mal se ven cuando los chicos y los amigos hacen lo mismo frente a una audiencia que está ahí para verte y saber de ti. Ni hablar en una primera cita. Tal vez esta descortesía debiera ser totalmente descartada. ¿Tal vez una ley que los prohíba?
5. Para de mirarlo: Suena absurdo, pero con tanta interacción que uno tiene con el aparato a través de las notificaciones los ojos se van solos para saber qué está pasando. Pero calma, modifica en los ajustes esos avisos. ¡Date un respiro!
6. Prueba qué pasa al dejar de ser tan activo: ¿Sabes cuánto de tu tiempo le dedicas a Instagram, Facebook o Twitter? ¿Qué pasaría si desapareces un rato? Tal vez te des cuenta que no te perdiste de nada y tu vida anda a otro ritmo. Sin tanto estrés.
7. Deja dormir al teléfono. Apágalo: Si tu duermes todas las noches, ¿acaso tu teléfono no necesita también descansar? “Las pantallas de los dispositivos electrónicos emiten luz azul, que tu cerebro asocia con la luz del día. La exposición hace estragos con el reloj de tu cuerpo, mientras que la estimulación –sólo un tuit, email o mensaje de texto que llega, hace lo mismo con la ya sobrecargada capacidad de atención-”
REFLEXIONES DE UN SACERDOTE
En la era digital, el celular puede ser una bendición o una tentación. Para encontrar equilibrio, busquemos momentos de silencio interior, donde Dios nos habla en el susurro del corazón. Limitemos su uso, reservando tiempo para la oración, la contemplación y el encuentro con los demás. Recuerda que el amor al prójimo requiere atención plena y presencia real.
Para liberarnos de esta obsesión, debemos recordar las enseñanzas de Jesús, quien nos invita a una vida plena en amor y conexión genuina con los demás.
- Apaguemos el celular y encendamos nuestro corazón.
- Dedique tiempo a la oración, a la lectura de la Sagrada Escritura y a la contemplación de la creación de Dios.
- Busquemos la compañía de nuestros hermanos en la fe. Compartiendo momentos de oración, conversación y servicio, fortaleceremos nuestra comunidad y alimentaremos nuestro espíritu.
Librémonos de la esclavitud del celular y abracemos la libertad que nos ofrece Cristo.
Encontrando la paz en Dios y en el amor al prójimo, hallaremos la verdadera felicidad.
Que el celular sea una herramienta al servicio del bien y no un obstáculo para el encuentro con lo sagrado y lo humano. En la moderación encontraremos libertad y paz.
Que Dios los bendiga.
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