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¿COMO DEJAR LA OBSESIÓN POR EL CELULAR?



En la mesa, en los baños, en la cama, mientras manejas, caminas… Es una realidad, los teléfonos inteligentes invadieron la privacidad y la vida de las personas.

No hay momento en el día en que uno no lo mire. ¿Cuántas veces serán? O mejor dicho, ¿en qué instante uno se aparta completamente de él?

Es que vivimos en una sociedad de la información que nos ha generado nuevos miedos, como el terror a estar desconectados y no manejar toda las noticias que circulan en las redes sociales o los 'chat' con los amigos.


Este fenómeno se explica porque todos los seres humanos necesitamos estar comunicados y contar con redes sociales de apoyo para poder vivir en forma saludable, ya que éstas nos entregan apoyo, afecto, cuidado, cariño y respeto. Pero ahora estamos viviendo en la ilusión que las redes sociales digitales nos proveen ese soporte

Para quitarnos la manía o la “adicción” los expertos proponen hacer una especie de acuerdo en la familia, con los amigos y los compañeros de trabajos sobre cómo debe manejarse el uso del celular.

Por ejemplo, no usarlo en la hora de almuerzo, prohibirlo en la casa cuando se va al baño, evitar ponerlo debajo de la almohada cuando se usa como despertador….

Para ayudar en este tránsito hacia una vida saludable, los expertos entregan las 7 reglas pensadas en hacer un uso más inteligente y menos autodestructivo de esta tecnología.

1. Conversa ahora, manda mensajes después: Si estás compartiendo un momento agradable, estás conversando, o simplemente descansando, ponle un límite al impulso por querer trabajar o comunicarte con otros que están lejos. Aprovecha el momento y comunícate después.

2. Día libre y sin teléfono: ¿Suena muy terrible? La idea es disfrutar como en antaño. Olvídate de las redes sociales y el Whatsapp. Si no puedes, prueba primero con usarlo como si fuera un “stupid phone” y sólo habla.

3. Evita ser un “encuentra todo”: Adiós a los buscadores, mapas, aplicaciones y lo que se te ocurra que pueda servir el internet. Dale la bienvenida a lo inesperado y planifícate. Y deja la intensidad de querer saberlo todo al instante. Nada sucede si no manejas esa información. Ocupa ese tiempo para leer y aprender de otra manera.

4. Abajo los codos y los celulares de la mesa: No hay nada más patético que ver a una familia completa chateando por sus teléfonos mientras se comparte un almuerzo. Igual de mal se ven cuando los chicos y los amigos hacen lo mismo frente a una audiencia que está ahí para verte y saber de ti. Ni hablar en una primera cita. Tal vez esta descortesía debiera ser totalmente descartada. ¿Tal vez una ley que los prohíba?

5. Para de mirarlo: Suena absurdo, pero con tanta interacción que uno tiene con el aparato a través de las notificaciones los ojos se van solos para saber qué está pasando. Pero calma, modifica en los ajustes esos avisos. ¡Date un respiro!

6. Prueba qué pasa al dejar de ser tan activo: ¿Sabes cuánto de tu tiempo le dedicas a Instagram, Facebook o Twitter? ¿Qué pasaría si desapareces un rato? Tal vez te des cuenta que no te perdiste de nada y tu vida anda a otro ritmo. Sin tanto estrés.

7. Deja dormir al teléfono. Apágalo: Si tu duermes todas las noches, ¿acaso tu teléfono no necesita también descansar? “Las pantallas de los dispositivos electrónicos emiten luz azul, que tu  cerebro asocia con la luz del día. La exposición hace estragos con el reloj de tu cuerpo, mientras que la estimulación –sólo un tuit, email o mensaje de texto que llega, hace lo mismo con la  ya sobrecargada capacidad de atención-”

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