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REFLEXIONES SOBRE LA FILOSOFÍA TRANSFORMADORA DE LA PIRÁMIDE DEL ÉXITO DE WOODEN EN LA VIDA PERSONAL Y PROFESIONAL

 

La pirámide del éxito de John Wooden
La pirámide del éxito de John Wooden es un modelo de conducta que fue diseñado originalmente para jugadores de baloncesto. Con el tiempo, trascendió las canchas de juego, convirtiéndose en un esquema seguido y practicado por empresas y personas de todo el mundo como una herramienta para alcanzar sus metas.
 
John Wooden fue un destacado entrenador de equipos de baloncesto en la Universidad de UCLA. Bajo su dirección, el equipo ganó 10 de los 12 títulos disputados en finales universitarias. Sin embargo, no pasó a la historia únicamente por esos triunfos, sino por la filosofía que los inspiró y que quedó sintetizada en la pirámide del éxito.
 
La pirámide del éxito no es simplemente un recetario para obtener logros. Tiene más que ver con los valores que están detrás de quienes alcanzan lo que se proponen. No solo cambió la forma de ver el juego, sino que marcó una forma de entender la vida y de alcanzar los objetivos. Veamos de qué se trata.
 
"El éxito es la paz interior que resulta directamente de la autosatisfacción de saber que has hecho todo lo posible para ser tan bueno como eres capaz." -John Wooden-
 
Base de la pirámide del éxito de John Wooden
La pirámide del éxito de John Wooden se fundamenta en la idea de que hay tres grandes áreas a trabajar cuando se pretende lograr un objetivo. Cada una de estas áreas coincide con una sección de la pirámide: la base, el cuerpo y el vértice.
 
Los componentes que conforman la base son los que sostienen todo lo demás. Son los siguientes:
·         Laboriosidad: Por norma, el camino hacia el éxito es el trabajo arduo. El esfuerzo debe ser diario, ya que solo lo que se consigue trabajando es perdurable; lo demás viene y va.
·         Entusiasmo: Para perseverar en el día a día, es necesario tener convicción y deseo de hacer lo que se hace. A esos dos elementos unidos se les denomina entusiasmo en la pirámide del éxito.
·         Amistad: En los logros propios siempre están presentes otras personas. Cuando hay un sentimiento amistoso hacia ellas, se incrementa el entusiasmo y se facilita el esfuerzo.
·         Lealtad: Primero que todo con uno mismo y luego con las personas y las metas. La lealtad implica coherencia con lo que se quiere.
·         Cooperación: Cuando cada persona se convierte en un estímulo para los demás y, a su vez, obtiene de los demás un estímulo, es más probable que consiga lo que busca.
 
Cuerpo de la pirámide del éxito
El segundo gran componente de la pirámide del éxito es el cuerpo. Este corresponde a los valores que ayudan a que un propósito se mantenga en el tiempo. Los elementos que integran este componente son los siguientes:
·         Iniciativa: Hay que ir por lo que uno quiere y no esperar que eso venga a uno. Se deben tomar decisiones y acciones para avanzar. Nunca se le debe tener miedo al fracaso.
·         Propósito: Hace referencia a la planificación necesaria, pero es importante recordar que esta hoja de ruta no es inamovible y puede cambiarse según sea necesario.
·         Autocontrol: Mantener el equilibrio en los momentos difíciles es esencial.
·         Alerta: Es necesario observar, especialmente cuando se presentan cambios en los planes. Un objetivo no se alcanza hasta que realmente se alcanza; incluso a un paso de distancia, pueden perderse oportunidades.
·         Condición: Para lograr lo que se quiere, hay que prepararse, aprender, desarrollar habilidades y corregir flaquezas. Es importante mantener una buena condición física, emocional y mental.
·         Destreza: Las tareas esenciales deben repetirse y practicarse hasta que se puedan realizar de manera rápida y correcta.
·         Espíritu de equipo: Para conseguir un objetivo, se debe pensar en forma colectiva. Siempre se necesitará la ayuda de los demás y, a su vez, los mejores propósitos son aquellos que benefician a muchos.
 
Vértice: lo esencial
En el vértice de la pirámide del éxito convergen todos los valores anteriores. Dan como resultado tres rasgos fundamentales para lograr todo lo que una persona se proponga. Esos tres elementos son los siguientes:
·         Carácter: Wooden denomina carácter a la fortaleza para mantener todos los valores expuestos, para cultivarlos e incrementarlos. También a la capacidad para ser auténticos en todas las circunstancias.
·         Confianza: Cada persona debe creer en sus propias capacidades. De este modo, consigue la confianza de los demás. Nunca se debe caer en la pedantería.
·         Competitividad: Saber competir es crecerse en los momentos de dificultad y responder con coraje a los retos. Las dificultades hacen más atractivas las metas.
La pirámide del éxito de John Wooden se ha convertido en el modelo para muchas organizaciones. Como se ve, se basa en valores, pero se orienta a los logros. Es un mapa mental que ayuda a centrarse en lo importante, dejando de lado lo aleatorio.
 
 
Reflexiones de un sacerdote:
La pirámide del éxito de John Wooden, inspirada en valores cristianos, nos invita a reflexionar sobre el camino hacia una vida plena y significativa. En esta Pirámide  encontramos principios que van más allá del deporte, alcanzando la esencia misma de la vida. Como sacerdote, veo en estos valores una filosofía transformadora que trasciende lo meramente profesional.
·         En Mateo 7:24 leemos: "Por lo tanto, todo el que oye estas palabras mías y las pone en práctica es como un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca". Esto nos recuerda la importancia de la laboriosidad, el esfuerzo constante que cimente nuestras acciones.
·         El entusiasmo, la amistad y la lealtad, como menciona Proverbios 17:17, "El amigo ama en todo momento; en tiempos de angustia es como un hermano". Nos insta a valorar las relaciones y a ser leales en todo momento.
·         El cuerpo de la pirámide, con su iniciativa y propósito, se refleja en Jeremías 29:11: "Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza". Dios nos llama a tener un propósito claro y a actuar con iniciativa para alcanzarlo.
·         En el vértice, encontramos en 1 Corintios 16:14 el llamado a la competencia: "Hagan todo con amor". Este amor es el fundamento de un carácter sólido y una confianza inquebrantable.
·         “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.” (Romanos 12:2). Esta filosofía nos recuerda que el éxito no se limita al logro material, sino que se fundamenta en la construcción de un carácter íntegro, basado en la honestidad, la lealtad, la laboriosidad y el amor al prójimo.
·         “Buscad primero el Reino de Dios y su justicia, y todo lo demás se os dará por añadidura.” (Mateo 6:33). La pirámide nos enseña que la fe en Dios es una fuente de fortaleza y sabiduría, brindándonos la guía necesaria para tomar decisiones correctas y afrontar los desafíos con esperanza.
·         “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.” (Juan 8:12). La educación y el desarrollo de las habilidades son pilares fundamentales para alcanzar nuestros objetivos. La formación integral, que incluye el conocimiento, la ética y la espiritualidad, nos permite convertirnos en agentes de cambio positivo en la sociedad.
·         “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos por los otros.” (Juan 13:35). La pirámide del éxito destaca la importancia del trabajo en equipo, la colaboración y la ayuda mutua. La construcción de relaciones sanas y solidarias nos permite alcanzar metas más elevadas y construir un mundo más justo y fraterno.
·         “El que siembra generosamente, también segará generosamente.” (2 Corintios 9:6). La perseverancia, la disciplina y la actitud positiva son claves para superar los obstáculos y alcanzar nuestras metas. El esfuerzo constante, guiado por la fe y la confianza en Dios, nos permite cosechar frutos de éxito y satisfacción personal.
Que la Santísima Virgen María, Madre de la Iglesia, interceda por nosotros para que la filosofía transformadora de la pirámide del éxito nos guíe hacia una vida plena, significativa y comprometida con el Evangelio.
 
NOTA: La Pirámide del Éxito de John Wooden nos enseña que la verdadera grandeza no está en los logros externos, sino en la transformación interior que nos lleva a ser mejores personas, tanto en lo personal como en lo profesional.
 


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