¿Quien fue Jose Saramago?
José Saramago, el visionario literario de la modernidad, desafió convenciones con su pluma irreverente. Como un arqueólogo del alma, excavó en las profundidades de la condición humana, revelando verdades incómodas. Su legado trasciende la literatura, encarnando la resistencia ante la injusticia y la opresión. Saramago fue un cronista de la fragilidad y grandeza del ser humano, un profeta de la esperanza en tiempos oscuros. Su voz, como un eco eterno, sigue resonando en los corazones de quienes buscan comprender la complejidad del mundo y encontrar luz en la oscuridad de la existencia.
Pensamientos de José Saramago
“Las tres enfermedades del hombre actual son la
incomunicación, la revolución tecnológica y su vida centrada en su triunfo
personal”
Optimista
Los únicos interesados en cambiar el mundo son los pesimistas, porque los optimistas están encantados con lo que hay.
Ciego
Pienso que todos estamos ciegos. Somos ciegos que pueden ver, pero que no miran.
Secreto
No te pido que me lo cuentes todo, tienes derecho a guardar tus secretos, con una única e irrenunciable excepción, aquellos de los que dependa tu vida, tu futuro, tu felicidad, ésos quiero saberlos, tengo derecho, y tú no me lo puedes negar.
Democracia
El poder real es económico, entonces no tiene sentido hablar de democracia.
Escribir
No busques trabajo: escribe.
Sentido
Si hay que buscar el sentido de la música, de la filosofía, de una rosa, es que no estamos entendiendo nada.
La Derrota
La derrota tiene algo positivo, nunca es definitiva. En cambio la victoria tiene algo negativo, jamás es definitiva.
Educar para la paz
Resulta mucho más fácil educar a los pueblos para la guerra que para la paz. Para educar en el espíritu bélico basta con apelar a los más bajos instintos. Educar para la paz implica enseñar a reconocer al otro, a escuchar sus argumentos, a entender sus limitaciones, a negociar con él, a llegar a acuerdos. Esa dificultad explica que los pacifistas nunca cuenten con la fuerza suficiente para ganar… las guerras.
Momentos
Hay momentos así en la vida: se descubre inesperadamente que la perfección existe, que es también ella que viaja en el tiempo, vacía, transparente, luminosa y que a veces (raras veces) viene en nuestra dirección, nos rodea durante breves instantes y continúa hacia otras parajes y otras gentes.
Un descanso en el camino
El viajero es feliz. Nunca en la vida ha tenido tan poca prisa. Se sienta al borde de uno de estos sepulcros, acaricia con las puntas de los dedos la superficie del agua, tan fría y tan viva, y, por un momento, cree que va a descifrar todos los secretos del mundo. Es una ilusión que lo asalta de muy de tiempo en tiempo, no se lo tomen a mal.
La hora de los valores humanos
El fracaso del capitalismo financiero, hoy tan obvio, debería ayudarnos a la defensa de la dignidad humana por encima de todo.
Ciudadanos, que no clientes
Nosotros estamos asistiendo a lo que llamaría la muerte del ciudadano y, en su lugar, lo que tenemos y, cada vez más, es el cliente. Ahora ya nadie te pregunta qué es lo que piensas,
ahora te preguntan qué marca de coche, de traje, de corbata tienes, cuánto ganas…
Cada vez más solos
Creo que todos nosotros debemos repensar lo que estamos haciendo. Bien está que nos divirtamos, que vayamos a la playa, a la fiesta, al fútbol, que esta vida son dos días, y quién venga detrás que cierre la puerta. Pero si no nos decidimos a mirar el mundo gravemente, con ojos severos y evaluadores, lo más seguro es que nos quede un día solo por vivir, lo más cierto es que dejaremos la puerta abierta a un vacío infinito de muerte, oscuridad y fracaso. “Cada vez más solos”, de De este mundo y del otro.
Responsabilidad
Las miserias del mundo están ahí, y sólo hay dos modos de reaccionar ante ellas: o entender que uno no tiene la culpa y por tanto encogerse de hombros y decir que no está en sus manos remediarlo —y esto es cierto—, o bien asumir que, aun cuando no está en nuestras manos resolverlo, hay que comportarnos como si así lo fuera.
Minutos, días
Todos los días tienen su historia, un solo minuto daría para contar durante años, el mínimo gesto, el desbroce minucioso de una palabra, de una sílaba, de un sonido, por no hablar ya de los pensamientos, que es cosa de mucha enjundia pensar en lo que se piensa, o se pensó, o se está pensando, y qué pensamiento es ese que piensa el otro pensamiento, no acabaríamos nunca.
Intervenir
Hemos inventado una especie de piel gruesa que nos defiende de esa agresión de la realidad, que nos llevaría a asumirla, a enterarnos de lo que está pasando y a hacer lo que finalmente se espera de un ciudadano, que es la intervención. “Si España va bien, es una excepción, porque el mundo no va bien”.
Libros
Empezar a leer fue para mí como entrar en un bosque por primera vez y encontrarme de pronto con todos los árboles, todas las flores, todos los pájaros. Cuando haces eso, lo que te deslumbra es el conjunto. No dices: me gusta este árbol más que los demás. No, cada libro en que entraba lo tomaba como algo único.
La pregunta
Y yo pregunto a los economistas políticos, a los moralistas, si han calculado el número de personas que es necesario condenar a la miseria, al trabajo desproporcionado, a la desmoralización, a la infancia, a la ignorancia, a la desgracia invencible, a la penuria absoluta, para producir un rico?
Palabras
Afortunadamente hay palabras para todo. Afortunadamente existen algunas que no se olvidarán de recomendar que quien da, debe dar con las dos manos, para que ninguna de ellas se quede lo que a otros les pertenecería. Así como la bondad no tiene porqué avergonzarse de ser bondad, tampoco la justicia deberá olvidarse de que es, por encima de todo, restitución, restitución de derechos. Todos ellos, empezando por el derecho elemental de vivir dignamente. Si a mí me mandaran colocar por orden de precedencia la caridad, la justicia y la bondad, el primer lugar se lo daría a la bondad, el segundo a la justicia y el tercero a la caridad. Porque la bondad, por si sola, ya dispensa la justicia y la caridad, la justicia justa ya contiene en si caridad suficiente. La caridad es lo que resta cuando no hay ni bondad ni justicia.
Vivo, vivísimo
Intento ser, a mi manera, un estoico práctico, pero la indiferencia como condición de la felicidad nunca ha tenido lugar en mi vida, y si es cierto que busco obstinadamente el sosiego de espíritu, cierto es también que no me he liberado ni pretendo liberarme de las pasiones. Trato de habituarme sin excesivo dramatismo a la idea de que el cuerpo no solo es finible, sino que de cierto modo es ya, en cada momento, finito. ¿Qué importancia puede tener eso, si cada gesto, cada palabra, cada emoción son capaces de negar, también en cada momento, esa finitud? Verdaderamente me siento vivo, vivísimo, cuando, por una razón u otra, tengo que hablar de la muerte…
¿Qué?
Las preguntas ¿Quién eres? o ¿Quién soy? tienen respuestas fáciles: uno cuenta su vida y así se presenta a los otros. La pregunta que no tiene respuesta se formula de otra manera: ¿Qué soy yo? No “quien”, sino “qué”. La persona que se haga esta pregunta se enfrentará a una página en blanco y lo peor es que no será capaz de escribir una sola palabra.
Decimos
Decimos a los confusos, Conócete a ti mismo, como si conocerse a sí mismo no fuese la quinta y más difícil operación de las aritméticas humanas, decimos a los abúlicos, Querer es poder, como si las realidades atroces del mundo no se divirtieran invirtiendo todos los días la posición relativa de los verbos, decimos a los indecisos, Comenzar por el principio, como si ese principio fuese la punta siempre visible de un hilo mal enrollado del que bastase tirar y seguir tirando hasta llegar a la otra punta, la del final, y como si, entre la primera y la última, hubiéramos tenido siempre en las manos un hilo firme y continuo del que no ha sido necesario deshacer nudos ni desenredar marañas, cosa imposible que suceda en la vida de los ovillos, y, si se nos permite otra frase de efecto, en los ovillos de la vida.
Otra lectura de la crisis
La mentalidad antigua se formó en una gran superficie que se llamaba catedral; ahora se forma en otra gran superficie que se llama centro comercial. El centro comercial no es sólo la nueva iglesia, la nueva catedral, es también la nueva universidad. El centro comercial ocupa un espacio importante en la formación de la mentalidad humana. Se ha acabado la plaza, el jardín o la calle como espacio público y de intercambio. El centro comercial es el único espacio seguro y el que crea la nueva mentalidad. Una nueva mentalidad temerosa de ser excluida, temerosa de la expulsión del paraíso del consumo y por extensión de la catedral de las compras.
¿Y ahora qué tenemos? La crisis.
¿Será que vamos a volver a la plaza o la universidad? ¿A la filosofía?
Pensar, pensar
Creo que en la sociedad actual nos falta filosofía. Filosofía como espacio, lugar, método de reflexión, que puede no tener un objetivo concreto, como la ciencia, que avanza para satisfacer objetivos. Nos falta reflexión, pensar, necesitamos el trabajo de pensar, y me parece que, sin ideas, no vamos a ninguna parte.
Frases:
“Yo no escribo para agradar ni para desagradar; yo escribo para desasosegar";
La destrucción de empleos por la crisis "es un crimen financiero contra la humanidad que debería ser llevado a juicio", y "los responsables son conocidos".
"La importancia que puede tener usar una palabra en vez de otra, aquí, más allá, un verbo más certero, un adjetivo menos visible, parece nada y finalmente lo es todo".
-"Llevamos siglos preguntándonos los unos a los otros para qué sirve la literatura y el hecho de que no exista respuesta no desanimará a los futuros preguntadores”.
Optimista
Los únicos interesados en cambiar el mundo son los pesimistas, porque los optimistas están encantados con lo que hay.
Ciego
Pienso que todos estamos ciegos. Somos ciegos que pueden ver, pero que no miran.
Secreto
No te pido que me lo cuentes todo, tienes derecho a guardar tus secretos, con una única e irrenunciable excepción, aquellos de los que dependa tu vida, tu futuro, tu felicidad, ésos quiero saberlos, tengo derecho, y tú no me lo puedes negar.
Democracia
El poder real es económico, entonces no tiene sentido hablar de democracia.
Escribir
No busques trabajo: escribe.
Sentido
Si hay que buscar el sentido de la música, de la filosofía, de una rosa, es que no estamos entendiendo nada.
La Derrota
La derrota tiene algo positivo, nunca es definitiva. En cambio la victoria tiene algo negativo, jamás es definitiva.
Educar para la paz
Resulta mucho más fácil educar a los pueblos para la guerra que para la paz. Para educar en el espíritu bélico basta con apelar a los más bajos instintos. Educar para la paz implica enseñar a reconocer al otro, a escuchar sus argumentos, a entender sus limitaciones, a negociar con él, a llegar a acuerdos. Esa dificultad explica que los pacifistas nunca cuenten con la fuerza suficiente para ganar… las guerras.
Momentos
Hay momentos así en la vida: se descubre inesperadamente que la perfección existe, que es también ella que viaja en el tiempo, vacía, transparente, luminosa y que a veces (raras veces) viene en nuestra dirección, nos rodea durante breves instantes y continúa hacia otras parajes y otras gentes.
Un descanso en el camino
El viajero es feliz. Nunca en la vida ha tenido tan poca prisa. Se sienta al borde de uno de estos sepulcros, acaricia con las puntas de los dedos la superficie del agua, tan fría y tan viva, y, por un momento, cree que va a descifrar todos los secretos del mundo. Es una ilusión que lo asalta de muy de tiempo en tiempo, no se lo tomen a mal.
La hora de los valores humanos
El fracaso del capitalismo financiero, hoy tan obvio, debería ayudarnos a la defensa de la dignidad humana por encima de todo.
Ciudadanos, que no clientes
Nosotros estamos asistiendo a lo que llamaría la muerte del ciudadano y, en su lugar, lo que tenemos y, cada vez más, es el cliente. Ahora ya nadie te pregunta qué es lo que piensas,
ahora te preguntan qué marca de coche, de traje, de corbata tienes, cuánto ganas…
Cada vez más solos
Creo que todos nosotros debemos repensar lo que estamos haciendo. Bien está que nos divirtamos, que vayamos a la playa, a la fiesta, al fútbol, que esta vida son dos días, y quién venga detrás que cierre la puerta. Pero si no nos decidimos a mirar el mundo gravemente, con ojos severos y evaluadores, lo más seguro es que nos quede un día solo por vivir, lo más cierto es que dejaremos la puerta abierta a un vacío infinito de muerte, oscuridad y fracaso. “Cada vez más solos”, de De este mundo y del otro.
Responsabilidad
Las miserias del mundo están ahí, y sólo hay dos modos de reaccionar ante ellas: o entender que uno no tiene la culpa y por tanto encogerse de hombros y decir que no está en sus manos remediarlo —y esto es cierto—, o bien asumir que, aun cuando no está en nuestras manos resolverlo, hay que comportarnos como si así lo fuera.
Minutos, días
Todos los días tienen su historia, un solo minuto daría para contar durante años, el mínimo gesto, el desbroce minucioso de una palabra, de una sílaba, de un sonido, por no hablar ya de los pensamientos, que es cosa de mucha enjundia pensar en lo que se piensa, o se pensó, o se está pensando, y qué pensamiento es ese que piensa el otro pensamiento, no acabaríamos nunca.
Intervenir
Hemos inventado una especie de piel gruesa que nos defiende de esa agresión de la realidad, que nos llevaría a asumirla, a enterarnos de lo que está pasando y a hacer lo que finalmente se espera de un ciudadano, que es la intervención. “Si España va bien, es una excepción, porque el mundo no va bien”.
Libros
Empezar a leer fue para mí como entrar en un bosque por primera vez y encontrarme de pronto con todos los árboles, todas las flores, todos los pájaros. Cuando haces eso, lo que te deslumbra es el conjunto. No dices: me gusta este árbol más que los demás. No, cada libro en que entraba lo tomaba como algo único.
La pregunta
Y yo pregunto a los economistas políticos, a los moralistas, si han calculado el número de personas que es necesario condenar a la miseria, al trabajo desproporcionado, a la desmoralización, a la infancia, a la ignorancia, a la desgracia invencible, a la penuria absoluta, para producir un rico?
Palabras
Afortunadamente hay palabras para todo. Afortunadamente existen algunas que no se olvidarán de recomendar que quien da, debe dar con las dos manos, para que ninguna de ellas se quede lo que a otros les pertenecería. Así como la bondad no tiene porqué avergonzarse de ser bondad, tampoco la justicia deberá olvidarse de que es, por encima de todo, restitución, restitución de derechos. Todos ellos, empezando por el derecho elemental de vivir dignamente. Si a mí me mandaran colocar por orden de precedencia la caridad, la justicia y la bondad, el primer lugar se lo daría a la bondad, el segundo a la justicia y el tercero a la caridad. Porque la bondad, por si sola, ya dispensa la justicia y la caridad, la justicia justa ya contiene en si caridad suficiente. La caridad es lo que resta cuando no hay ni bondad ni justicia.
Vivo, vivísimo
Intento ser, a mi manera, un estoico práctico, pero la indiferencia como condición de la felicidad nunca ha tenido lugar en mi vida, y si es cierto que busco obstinadamente el sosiego de espíritu, cierto es también que no me he liberado ni pretendo liberarme de las pasiones. Trato de habituarme sin excesivo dramatismo a la idea de que el cuerpo no solo es finible, sino que de cierto modo es ya, en cada momento, finito. ¿Qué importancia puede tener eso, si cada gesto, cada palabra, cada emoción son capaces de negar, también en cada momento, esa finitud? Verdaderamente me siento vivo, vivísimo, cuando, por una razón u otra, tengo que hablar de la muerte…
¿Qué?
Las preguntas ¿Quién eres? o ¿Quién soy? tienen respuestas fáciles: uno cuenta su vida y así se presenta a los otros. La pregunta que no tiene respuesta se formula de otra manera: ¿Qué soy yo? No “quien”, sino “qué”. La persona que se haga esta pregunta se enfrentará a una página en blanco y lo peor es que no será capaz de escribir una sola palabra.
Decimos
Decimos a los confusos, Conócete a ti mismo, como si conocerse a sí mismo no fuese la quinta y más difícil operación de las aritméticas humanas, decimos a los abúlicos, Querer es poder, como si las realidades atroces del mundo no se divirtieran invirtiendo todos los días la posición relativa de los verbos, decimos a los indecisos, Comenzar por el principio, como si ese principio fuese la punta siempre visible de un hilo mal enrollado del que bastase tirar y seguir tirando hasta llegar a la otra punta, la del final, y como si, entre la primera y la última, hubiéramos tenido siempre en las manos un hilo firme y continuo del que no ha sido necesario deshacer nudos ni desenredar marañas, cosa imposible que suceda en la vida de los ovillos, y, si se nos permite otra frase de efecto, en los ovillos de la vida.
Otra lectura de la crisis
La mentalidad antigua se formó en una gran superficie que se llamaba catedral; ahora se forma en otra gran superficie que se llama centro comercial. El centro comercial no es sólo la nueva iglesia, la nueva catedral, es también la nueva universidad. El centro comercial ocupa un espacio importante en la formación de la mentalidad humana. Se ha acabado la plaza, el jardín o la calle como espacio público y de intercambio. El centro comercial es el único espacio seguro y el que crea la nueva mentalidad. Una nueva mentalidad temerosa de ser excluida, temerosa de la expulsión del paraíso del consumo y por extensión de la catedral de las compras.
¿Y ahora qué tenemos? La crisis.
¿Será que vamos a volver a la plaza o la universidad? ¿A la filosofía?
Pensar, pensar
Creo que en la sociedad actual nos falta filosofía. Filosofía como espacio, lugar, método de reflexión, que puede no tener un objetivo concreto, como la ciencia, que avanza para satisfacer objetivos. Nos falta reflexión, pensar, necesitamos el trabajo de pensar, y me parece que, sin ideas, no vamos a ninguna parte.
Frases:
“Yo no escribo para agradar ni para desagradar; yo escribo para desasosegar";
La destrucción de empleos por la crisis "es un crimen financiero contra la humanidad que debería ser llevado a juicio", y "los responsables son conocidos".
"La importancia que puede tener usar una palabra en vez de otra, aquí, más allá, un verbo más certero, un adjetivo menos visible, parece nada y finalmente lo es todo".
-"Llevamos siglos preguntándonos los unos a los otros para qué sirve la literatura y el hecho de que no exista respuesta no desanimará a los futuros preguntadores”.
Mensaje de reflexión de Jose Saramago dirigido a toda la humanidad
En el inmenso océano de la existencia, somos simples navegantes en busca de un puerto seguro. En nuestras travesías, tropezamos con la oscuridad de la ignorancia y la luz efímera del conocimiento. En este viaje incierto, recordemos que somos todos marineros del mismo barco, compartiendo la misma fragilidad y la misma grandeza. Encontremos en la compasión y el entendimiento las velas que nos guíen hacia la tierra prometida de la solidaridad y el amor. En este viaje compartido, seamos la brújula que oriente hacia un destino de armonía y humanidad.
El mejor ejemplo de un hombre sabio y luchador.
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