Virgen María:
Te
consagramos nuestras fuerzas
y
nuestra disponibilidad
para
servir al designio de salvación
realizado
por tu Hijo.
!Te pedimos que,
por medio del Espíritu Santo,
la fe arraigue y se afirme
en todo el pueblo cristiano,
y que la comunión prevalezca
sobre los gérmenes de la división,
que
la esperanza se reavive
en
los que están desalentados!...
Te pedimos por los que sufren
por un dolor particular, físico o moral,
por los que conocen la tentación de la infidelidad,
por los que están sacudidos por la duda
en un clima de incredulidad,
también por aquellos que sufren persecuciones a causa de
su fe.
Te confiamos el apostolado de los laicos,
el ministerio de los sacerdotes,
el testimonio de los religiosos.
Te
pedimos que la llamada
a la
vocación sacerdotal y religiosa
sea
ampliamente escuchada y seguida,
por
la gloria de Dios
y la
vitalidad de la Iglesia.
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