Muchas
veces no hacer nada es lo peor que se puede hacer, por lo mismo, vence la
indiferencia con el compromiso.
Ama lo que haces y entrégate por entero a conquistar tus
ideales y hacer realidad tus sueños.
Hazlo
con la disciplina del investigador, la pasión del buen alpinista y la paciencia
del sembrador.
Acaso fracases en el intento, pero ten presente que en la
vida nunca hay fracasos, hay enseñanzas.
Hay
días en los que todos queremos abandonar, sin embargo, la luz vuelve a brillar
y el alma se crece.
El compromiso te saca de la inercia y te impulsa a esa
acción que no aceptan los seres apáticos y sin aliento.
Cuando sientas que no tienes fuerzas, cálmate, ora,
cuenta tus bienes y busca una mano amiga.
El
mal no se esconde en los problemas, sino en rendirte y en tu falta de fe. Por
eso, cree, ama y espera.
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