Lee desprevenidamente los siguientes juicios:
Es increíble que se vaya a casar con esa
persona.
No entiendo cómo esta persona quiere
cambiar de religión.
Es un tonto si estudia esa carrera.
¿Será que nadie le dice cómo debe vestirse?
No puede ser que gasten su plata en eso.
Mirá, saliendo con alguien que le lleva
veinte años.
¿Por qué sigue en ese trabajo?
¿Cuántas veces has dicho algo parecido?
¡Ah, cuánto nos cuesta respetar el camino de los demás y dejar que
hagan su propio camino!
Juzgar es un deporte y a veces nos la pasamos hurgando en la vida ajena
creyendo que tenemos la razón.
Si hoy mismo te comprometes a no juzgar,
alégrate y cúmplelo.
Quien ama, no juzga.
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