Nunca te refugies en el oscuro desván
de la negación. No me pasa nada -dices-. No estoy enfermo, no tengo anorexia,
no estoy borracho.
Esta
relación no está muerta, él (ella) va a cambiar, el negocio va bien… Negar, negar y volver a negar es
una forma de ceguera peor que la real.
Así,
por no enfrentar la dura realidad, sufres como el ciego que simula ver. Negar
es un mecanismo de defensa, una torpeza que Saramago describe bien en su
estremecedora novela Ensayo sobre la ceguera.
Todos atravesamos valles de dolores y
al negar, renegar o quejarnos, lo único que logramos es poner más piedras y
espinas en el camino.
Por
tanto llena tu alma de luz, fortalece tu fe y lleva tus cuitas y penurias con
paciencia, mansedumbre y mucha paz.
El dolor es un maestro y, aunque no te
gusten sus enseñanzas, las necesitas para darle temple al espíritu y a cada
cosa su justo valor.
Es
normal que te rebeles si una pena o un problema te destrozan pero, paso a paso,
un día miras hacia atrás y le
ves sentido a lo que hoy es absurdo.
En una
perspectiva espiritual todo es pasajero y está dado para llevarnos a
evolucionar, amar mejor y ser lo que debemos ser. Nada es casual.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Por favor, escriba aquí sus comentarios