Para
los hijos de cualquier edad es bastante devastador que sus padres se separen.
Para ellos, el amor se puso en jaque. En seguida, los asalta la
preocupación: “Si se dejaron de querer ellos, ¿qué pasará conmigo? ¿Me dejarán
de querer también?”.
Igualmente, vienen el temor al abandono afectivo y la culpa
de algo que hicieron o dejaron de hacer ellos para que los padres se separaran.
Es importante que los padres les den la noticia a los hijos
juntos, que “tu mamá y yo” suene y se vea como un frente unido. Esto les ayuda
mucho, porque lo de tomar partido se vuelve menos grave. Otro consejo importantísimo:
nunca hable mal de su ex, es la mamá o el papá de su hijo. ¡Por respeto a sus
hijos nunca lo haga!
Aclárele
a su hijo que él no tuvo nada que ver con esta separación.
Lograr un divorcio digno y bien manejado se consigue cuando
los padres son inteligentes y quieren lo suficiente a los hijos como para poner
las necesidades de los menores en primer plano.
Después de la comunicación de la separación, se deben crear
nuevos rituales, rutinas y todo aquello que les haga sentir a los niños que hay
una estructura sólida en esta nueva vida.
Es importante hacerles ver los beneficios de tener dos
casas, un padre y una madre amorosos en cada una. Mostrarles que la vida sí
mejoró, porque se acabaron las peleas, las malas caras y los conflictos
diarios.
Los
niños perciben todo: al ver mejor a sus padres, aunque todavía puedan estar
tristes, se tranquilizan.
El divorcio es una gran pérdida de un proyecto maravilloso
que se vio y que se acabó. Es de esperarse entonces un duelo, en el que los
padres deben buscar ayuda si están profundamente afectados. Entre más rápido
los adultos acepten el nuevo estado de vida, más rápido se adaptarán los niños.
No caiga en la trampa de darle al niño todo lo que quiere
porque “pobrecito, con esto de la separación está sufriendo o está bravo”.
Valídele los sentimientos, pero mantenga una disciplina. Si
tienen rabia, permítale una expresión respetuosa de esta. ¡Tiene razón en estar
bravo! Ojalá pueda pintar la rabia o pegarle a una almohada. A los más grandes
les sirve escribir sobre lo que sienten en un diario.
Una separación o un divorcio son muy dolorosos de diferentes
formas para todos los miembros de dicha familia. Siempre hay uno de los
cónyuges que va más adelantado en el proceso; también un hijo que se afecta más
que los otros. Es tal la energía emocional que esto demanda, que al niño,
aunque capaz, le es imposible enfocarse en las tareas escolares. Sea paciente
con esto, se sabe que las preocupaciones que nacen de esta situación hacen que
muchos niños pierdan el año escolar.
Ojalá con el pasar del tiempo la pareja separada se
convierta en una buena ‘pareja parental’ para sus hijos. Esto quiere decir
ponerse de acuerdo, sin tanto drama, en las reglas y directrices que los hijos
deben seguir. Muchos
padres tienen deseos de vengarse de su pareja y/o ganas de tener la razón
siempre, y olvidan con esta actitud el bienestar de los hijos.
Ojalá
logren tener un diálogo abierto de ‘pareja parental’ por el bien de sus hijos.
Créanme, cuando crezcan sus hijos, se lo agradecerán.
Los
niños deben saber que ellos no son los culpables de la separación de sus padres
y que tampoco pueden arreglar el matrimonio.
Todos los niños tratan de mil formas de solucionar el
conflicto y se demoran en perder la esperanza de que papá y mamá vuelvan a
estar juntos. Es más, hay
niños a quienes nunca se les muere esa ilusión. Y es fundamental que los padres
los ayuden a aceptar la realidad y a adaptarse al cambio.
REFLEXIONES DE UN SACERDOTE:
En el camino de la vida, el amor paternal es una luz que guía. El divorcio puede oscurecer esa senda, pero no extinguir la llama del deber paterno. Ser un buen padre tras la separación implica mantener la fe en el amor incondicional por los hijos, cultivar la paciencia en el diálogo y fomentar la estabilidad emocional. El perdón se vuelve el pilar que sostiene la relación con la ex pareja, priorizando el bienestar de los hijos sobre cualquier disputa. Con fe en Dios y un corazón abierto, se puede seguir siendo un faro de amor y guía para los hijos.
Como Continuar Siendo Buen Padre Después de un Divorcio
El divorcio puede ser un momento doloroso y desafiante para todos los involucrados, especialmente para los hijos. Como padre o madre, es importante recordar que, a pesar de los cambios en la estructura familiar, su rol como padre sigue siendo fundamental y su amor y apoyo son invaluables para sus hijos.
Aquí hay algunas reflexiones que pueden ayudarte a navegar este camino:
1. La comunicación es clave: Mantén una comunicación abierta y honesta con tus hijos, acorde a su edad y madurez. Habla sobre sus emociones, valida sus sentimientos y asegúrales que siempre estarán amados y apoyados.
2. Prioriza el bienestar de tus hijos: Busca el equilibrio entre tus propias emociones y las necesidades de tus hijos. Enfócate en crear un ambiente familiar estable y seguro, donde se sientan amados y protegidos.
3. Coparentalidad efectiva: Trabaja en conjunto con tu expareja para establecer una rutina de crianza compartida que funcione para todos. Prioricen la comunicación respetuosa y la colaboración, siempre poniendo el bienestar de sus hijos en primer lugar.
4. Busca apoyo: No dudes en buscar ayuda profesional si la necesitas. Un sacerdote terapeuta puede ayudarte a procesar tus emociones, desarrollar estrategias de afrontamiento y mejorar tus habilidades de comunicación y crianza.
5. Recuerda que no estás solo: Muchos padres atraviesan por un divorcio y existen recursos disponibles para ayudarte. Sacerdotes, grupos de apoyo y organizaciones especializadas pueden brindarte acompañamiento, asesoramiento y herramientas para enfrentar este desafío.
6. Sé paciente y comprensivo: Tus hijos pueden necesitar tiempo para adaptarse a la nueva situación familiar. Sé paciente con sus emociones y bríndales el espacio que necesitan para procesar sus sentimientos.
7. Mantén una actitud positiva: Enfócate en los aspectos positivos de tu relación con tus hijos y en las oportunidades que tienen para crecer y desarrollarse. Tu actitud positiva será un faro de esperanza y estabilidad para ellos.
8. Celebra los momentos juntos: A pesar de los cambios, continúa creando momentos especiales y significativos con tus hijos. Dedica tiempo de calidad a compartir actividades que disfruten juntos, fortaleciendo así el vínculo emocional que los une.
Recuerda, ser un buen padre después de un divorcio es posible. Con amor, dedicación y el apoyo adecuado, puedes superar este desafío y continuar construyendo una relación fuerte y enriquecedora con tus hijos.
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