Google Ads

REFLEXIONES SOBRE LA TERRIBLE ENFERMEDAD DEL ALZHEIMER


 En el tejido de la vida, entre los momentos preciosos y los desafíos ineludibles, surge una sombra implacable que roba los recuerdos y desdibuja el paisaje de la identidad humana: la enfermedad del Alzheimer. Es un viaje doloroso, tanto para aquellos que la experimentan directamente como para quienes los rodean, una travesía que nos sumerge en la complejidad de la mente y la fragilidad de la memoria.
 
Esta enfermedad, con su progresión gradual pero implacable, nos enfrenta a la cruda realidad de la condición humana. Aquellos que alguna vez fueron faros de sabiduría y conocimiento, se ven envueltos en una neblina insidiosa que desdibuja la línea del pasado, presente y futuro. Cada recuerdo perdido es como un pedazo de un rompecabezas que se desvanece, dejando un vacío doloroso y desgarrador.
 
La enfermedad del Alzheimer no solo afecta a quienes la padecen, sino que también envuelve a sus seres queridos en una telaraña de impotencia y tristeza. Los familiares y amigos observan cómo la esencia misma de la persona que aman se desvanece lentamente, como hojas llevadas por el viento. La conexión emocional, una vez tan fuerte, se ve sometida a la dura prueba de la pérdida y la transformación.
 
En medio de esta desolación, sin embargo, surge una lección profunda sobre la fragilidad de la memoria y la importancia de apreciar cada momento. La enfermedad del Alzheimer nos recuerda que la memoria, esa capacidad mágica de atesorar experiencias y conocimientos, es frágil y preciosa. Nos invita a ser conscientes de la efímera naturaleza de la vida y a valorar cada encuentro, cada risa compartida y cada abrazo afectuoso.
 
La empatía se convierte en la brújula que guía a quienes rodean a aquellos afectados por esta enfermedad. La paciencia y el amor se convierten en aliados esenciales en la lucha diaria contra el olvido. Aunque las palabras puedan desvanecerse, el calor humano y la conexión emocional resisten como faros de esperanza en la penumbra de la pérdida.
 
La investigación y el avance médico son, por supuesto, fundamentales en la búsqueda de una cura para el Alzheimer. Pero también lo es la conciencia pública y la comprensión compasiva. Al iluminar la realidad de esta enfermedad, contribuimos a desterrar el estigma que la rodea y a construir comunidades más comprensivas y solidarias.
 
La terrible enfermedad del Alzheimer nos desafía a reflexionar sobre la esencia misma de la identidad y la memoria. Aunque enfrentemos la oscuridad, la luz del amor y la compasión puede convertirse en nuestro faro guía.
 
El tratamiento de la enfermedad de Alzheimer se centra en los siguientes objetivos:
·         Mejorar la memoria y el pensamiento
·         Reducir los síntomas conductuales y del estado de ánimo
·         Prevenir complicaciones médicas
 
Los medicamentos que se utilizan para tratar la enfermedad de Alzheimer incluyen:
·         Inhibidores de la colinesterasa: Estos medicamentos ayudan a aumentar los niveles de acetilcolina, una sustancia química que es importante para la memoria.
·         Memantina: Este medicamento ayuda a mejorar la función cognitiva.
 
También existen otras terapias que pueden ayudar a las personas con Alzheimer, como:
·         Terapia ocupacional: Esta terapia ayuda a las personas con Alzheimer a desarrollar habilidades para realizar las actividades cotidianas.
·         Terapia del lenguaje: Esta terapia ayuda a las personas con Alzheimer a mejorar su capacidad de comunicarse.
·         Terapia cognitiva: Esta terapia ayuda a las personas con Alzheimer a mantener sus habilidades cognitivas.
 
El cuidado de las personas con Alzheimer puede incluir:
·         Asistencia con las actividades cotidianas
·         Apoyo emocional
·         Prevención de complicaciones médicas
 
REFLEXION: CARTA DE UN PACIENTE A LA ENFERMEDAD DE ALZHEIMER
Mi nombre es Placido, creo que nací en un pequeño pueblo del oriente o del norte  antioqueño, en mi país  Colombia, tengo entre 70 y 80 años, no estoy muy seguro, pero a veces tengo la sensación de estar de regreso a mi infancia:
 
Remotamente vislumbro que mis nietos y mis hijos corrigen con frecuencia mis conductas extrañas, me reprochan por mis frecuentes olvidos y la pérdida involuntaria de mis inhibiciones, como aquel día que confundí  la puerta  del  baño  con la  sala de mi apartamento,  y como si no hubiera nadie, oriné ante unos amigos que nos visitaban, sin mostrar ninguna vergüenza. O aquel día que traté de pasar el ventanal de la oficina sin percatarme de que había de por medio un vidrio que volví añicos al cruzarlo.
 
A veces tengo momentos lúcidos y me acongoja que en mi familia me narren estas penosas situaciones, pero también en veces, solo les respondo con una sonora e inmotivada carcajada, como si nada  hubiera ocurrido.
 
Tengo que confesar que mi memoria sucumbe paso a paso y así como mueren resecas las vistosas y hermosas hojas y flores en otoño, asimismo fallecen las  neuronas en mi cerebro,  estropeando mis capacidades cognitivas.
 
Quiero aferrarme a ellas, a mis neuronas, a las células de mi sistema nervioso, lucho infructuosamente porque no me abandonen porque no se marchiten  pero es inútil, ya presiento que tú, alzhéimer, temible enfermedad, me has encontrado.
Estas invadiendo mi cerebro con tu terrible  amiloide. Te arraigarás como un infame parásito, invadiendo mi cerebro poco a poco, al igual que lo has hecho con tantos de mis amigos y algunos de mis familiares.
 
Los médicos y científicos durante muchos años en todo el mundo, han luchado por vencerte, pero hasta ahora ha sido una batalla perdida, pareces invencible.
 
Has sido tú, terrible y traicionera enfermedad, la culpable de mi desgracia, me estas despojando de mi buen genio, de mi empatía, de mi buen humor, convirtiéndolos en unas risotadas estruendosas y sin sentido, me estás transformando en un ser huraño, egoísta y grosero. Me estoy odiando a mí mismo.
 
Me estas robando a mis seres queridos, pareciera que no los reconociera y hasta se me olvidan sus nombres.  Estoy confundiendo el azúcar con la sal, el sanitario con mi silla reclinomática y hasta he olvidado donde está mi casa, ya me he perdido varias veces y he puesto en peligro mi vida.
 
Y lo que más me apena, terrible invasora es que estoy convencido de que mí amada familia y los buenos amigos me  están tolerando y que sufrirán más que yo cuando me domines por completo y me encuentre extraviado  en la oscuridad y la bruma de la inconsciencia.
 
Mi angustia es máxima porque advierto a lo lejos, que te acercas como un tornado, un tsunami,   inatajable indestructible que se está alojando en mi cabeza, indefectiblemente y aunque trate de ocultarme, aunque me refugie en el búnker de mi escasa conciencia actual, de mi gimnasia cerebral, en mis lecturas y crucigramas inútiles y de los ya probados medicamentos que han frustrado a miles de científicos durante tiempos inmemoriales.
 
De modo que aquí estoy mi terrible verdugo esperándote para que arrases conmigo y con tantos condenados a perder la lucidez, a soportar tus daños irreversibles.
 
Pero no cantes victoria perversa alienación mental, porque llegará el día en que los avances médicos y los perseverantes científicos podrán derrotarte y en un futuro no muy lejano serás vencida y tú también pasaras al olvido, como ha ocurrido con la memoria de tantos miles de víctimas que has destruido, tu; perversa y  siniestra enfermedad.
 
NOTA: En este viaje difícil, recordemos que la verdadera esencia de quienes somos reside en la conexión humana y en el amor que compartimos, incluso cuando la memoria se desvanece.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Por favor, escriba aquí sus comentarios

Gracias por su visita.

EnPazyArmonia