Quizás hayan pasado 1500 años de
su muerte, pero sus ideas tienen una validez eterna
Tal vez san Benito de Nursia
viviera hace 1500 años (480-547), pero muchas de sus ideas tienen tanta
relevancia hoy que cuando él las puso por escrito en la normativa regla
de vida para su comunidad de monjes, conocidos hoy como benedictinos. En la actualidad
continúan siguiendo su
Regla en su búsqueda de la santidad.
El librito con la
Regla, que se puede
encontrar de forma gratuita en formato digital en varios sitios de Internet,
contiene los consejos de san Benito, las directrices que él mismo
seguía. Son unas normas
que derivan de su experiencia con la vida diaria y de sus reflexiones
sobre la naturaleza humana y representan un auténtico camino de conversión del
corazón, una forma de renacer en el Espíritu que Jesús reveló a Nicodemo. Sin
embargo, nosotros no
necesitamos ser monjes o santos para servirnos de su sabiduría perenne.
Aquí tenéis 10
consejos que nos pueden hacer bien a todos:
ESCUCHA, HIJO
Así empieza la Regla. Para escuchar, primero debemos
mantener silencio. Lo cierto es que, para un monje benedictino, hablar
sin necesidad, sin decir nada de valor, era algo que se castigaba. La mayoría de nosotros no estamos
ceñidos a semejante nivel de rigor, pero, en efecto, el silencio nos
permite reflexionar sobre nosotros mismos y ser más atentos a los demás, nos
ayuda a ser más pacíficos y nos pone en presencia de Dios.
EL TRABAJO NOS AYUDA A CONSERVAR
LA MENTE SANA
“La ociosidad es la
enemiga del alma”, escribe Benito, que mandaba a sus monjes dividir su tiempo entre el trabajo, la lectura
y la oración, de forma tal que desarrollaran un equilibrio entre cuerpo, mente y alma.
TRANSFORMAR TODA TAREAS EN
ORACIÓN
Para san Benito, toda
tarea participa de la obra creadora de Dios y del sufrimiento de Cristo. El trabajo debería considerarse
como un servicio al prójimo y una forma de oración.
NUESTROS DÍAS DEBERÍAN SEGUIR UN
RITMO
En un monasterio, la Regla impone un tiempo para
todo: para rezar, trabajar, leer, meditar… Estos antiguos principios se
siguen enseñando, en esencia, como parte de las habilidades de gestión del tiempo en escuelas de
negocios y en libros de autoayuda, animándonos a establecer ciertos
tiempos de inicio y de finalización para cada tarea.
SER ATENTOS CON LOS DEMÁS
Para san Benito, el
respeto debe caracterizar todas
nuestras relaciones con las personas. “Recíbanse a todos los huéspedes que llegan como a
Cristo”, dice san Benito en la Regla, en especial “al recibir a pobres y
peregrinos”. Si todos somos atentos y considerados con el prójimo —incluso con
nuestros enemigos—, contribuiremos
a construir un mundo que refleje el amor de Dios.
PRACTICAR LA DISCIPLINA
El santo abad decía a
sus monjes que pusieran
fin de forma puntual a cualquier cosa que estuvieran haciendo cuando llegara el
momento de pasar a otra tarea, por difícil que fuera hacer el cambio, en
obediencia a la voluntad de Dios. Quizás no tengamos a un abad que nos
dicte cuál es nuestro horario, pero forzarnos a nosotros mismos a seguir un
programa bien diseñado nos libera realmente de la esclavitud de nuestros
impulsos.
LEER A MENUDO PARA NUTRIR MENTE
Y ALMA
San Benito hacía que sus monjes dedicaran una parte importante
del día a leer la Escritura u otros libros edificantes, entre periodos de trabajo,
oración y la cena. Leer buenos libros puede darnos ideas frescas,
hacernos más empáticos, ensanchar nuestra mente y enseñarnos sabiduría del
pasado y del presente.
ENTENDER Y RESPETAR NUESTRAS
PROPIAS PRIORIDADES
Para los monjes, la mayor prioridad es buscar a
Dios, en especial en la oración. La Regla entera se organiza en torno a
este principio. San Benito repite una y otra vez, con fórmulas que varían
ligeramente: “Nada
absolutamente antepongan a Cristo”. Tenemos que saber cuáles son nuestras prioridades
y respetarlas en la manera en que empleamos nuestro tiempo.
HACER LAS PACES CON LOS DEMÁS
En diversos modos y
circunstancias, san Benito
insta a sus monjes a disculparse siempre que pudieran haber ofendido a otro.
Les recuerda el requerimiento de la Sagrada Escritura: “Busca la paz y síguela” y el bien de
“reconciliarse antes de la puesta del sol con quien se haya tenido alguna
discordia”. Esto nos ayuda a crecer en bondad, además de a contribuir a
la estabilidad de la comunidad.
VIVIR CADA DÍA COMO SI FUERA EL
ÚLTIMO
El santo abad decía a
sus monjes que debían “tener la muerte presente ante los ojos cada día”. Esto nos ayuda a recordar nuestras
prioridades y centrarnos en lo esencial.
Quizás no seamos monjes, pero
los monjes sí son personas como el resto de nosotros y la naturaleza humana no
cambia. El entendimiento que tenía san Benito de la humanidad continúa siendo valioso hoy día.
Confiamos en que estos consejos nos iluminen o nos recuerden algunas formas que tenemos para
ser más felices y mejores personas, con la ayuda de Dios.
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