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CUANDO DARLO TODO NO ES SUFICIENTE

 

A veces, darlo todo simplemente no es suficiente. Hemos estado ahí, resistiendo el frío que te congela el alma, como ese invierno que llega cuando no lo esperas, fuera de estación. Porque duele, sí, duele mucho mirar a alguien que solía serlo todo y sentir que ya no queda nada más.

Nos perdemos en una mentira que repetimos a diario, aferrados a una esperanza vacía. Y mientras tanto, nuestras miradas se ignoran, tan distantes como dos desconocidos que alguna vez compartieron todo, pero que hoy ya no encuentran sentido en ese 'nosotros'.

Me han dicho que soy el perdedor, pero si perder significa dejar de ser prisionero de una relación rota, entonces prefiero serlo. Prefiero dejarte ir, antes que seguir en una hipocresía que nos consume. Ya no hay nada que presumir, porque el corazón que una vez te di se quedó sin fuerzas, sin más por ofrecer.

Y aunque duele aceptar que no quedó nada, reconozco que a veces es mejor el vacío que el olvido, porque al menos en ese vacío sé que he sido sincero conmigo mismo. Sí, he perdido, pero no más de lo que ya estaba roto. Y aunque tú presumas que te llevaste todo de mí, la verdad es que lo único que me queda... es la libertad de ser quien soy, incluso si eso significa ser un perdedor.

Porque a veces, perder es la única forma de ganar paz.


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