¿Alguna vez te has sentido tan
perdido que hasta las tijeras parecen tu mejor amiga? Yo estaba ahí, con mi cabello
desparramado y mil excusas que se evaporaban, resignado a perder
en este juego llamado amor. Mis lágrimas, secas y sin rumbo, y de
repente, apareciste tú. Con un solo beso, regaste mis tristezas
y, como si fueras un mago, me hiciste volver a sentir.
Tu mirada es como un amanecer que ilumina hasta el rincón más
oscuro de mi alma. Gracias
a ti, volví a nacer. ¿Te imaginas? Tu amor es mi piel, la que me envuelve y
me desnuda ante el mundo. Es
mi verdad,
la que me sostiene entre el bien y el mal, sin dudar ni un instante.
Hay
noches en las que la
oscuridad se siente más pesada que nunca, pero tu amor es esa fuerza
que me empuja a vencer cualquier obstáculo. Cuando tengo miedo, tu fe me abraza y me besa,
y todo lo que parece locura se transforma en un sueño compartido.
Ya no hay excusas, ya no hay
muros. He decidido que mi futuro es tan brillante como las fotos que guardo, tan vibrante
como los libros que tengo en mis manos. No me resignaré a perder otra vez,
porque tu amor es la
razón por la que sigo adelante.
Así que aquí estoy, reconociendo que tu amor es mi piel, mi verdad desnuda, la que me acompaña en esta travesía llena de locura y fe. En este camino, no hay espacio para el miedo, solo para la certeza de que contigo, todo es posible. ¡Brindemos por esos amores que nos hacen sentir vivos!
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