La
crisis económica está cambiando numerosos hábitos en nuestra vida, y si otros
años el dinero no era un aspecto prioritario para alcanzar la felicidad, ahora
es el primer factor indispensable para que nos sintamos felices.
Después
se sitúan la salud y el amor como máximas prioridades.
Ser
feliz ayuda a tener una visión más positiva del mundo que nos rodea.
El 43% de los satisfechos cree que la situación económica
se mantendrá igual o mejorará el próximo año. Más de la mitad también piensan
que su situación personal mejorará durante los próximos 12 meses. No se puede decir lo mismo de la
gente no satisfecha, que ve minada su moral por la crisis.
Las
mujeres han afrontado la situación de una manera todavía más optimista.
Según un reciente estudio, poseen
una felicidad "a prueba de recesión" debido a que encuentran
más fácilmente un mayor placer en las relaciones personales que en el dinero y
también han antepuesto al dinero como primer factor de felicidad. Pero, para todos, la crisis
significa inestabilidad laboral, incertidumbre e incremento de precios. Nos
preocupa perder dinero, afrontar el pago de la hipoteca y no tener claro
nuestro futuro económico.
A pesar de ello, la mayoría cree que sigue siendo igual
de feliz que antes de la crisis.
Las crisis forman parte de la vida del hombre. Lo
inteligente y práctico es aceptarlas con optimismo y transformarlas en una
oportunidad extraordinaria para fortalecernos, enriquecernos y ser más felices
en el futuro.
El profesor Robert H. Frank, de la Universidad de
Cornell, ha estudiado el escaso efecto del dinero en la felicidad sostenida.
Según Frank, la diferencia
no está en tener más dinero, sino en cómo lo gastamos.
¿Sabías que…?
Superado
determinado umbral de renta, incrementar los ingresos económicos no se traduce
en un aumento de nuestra felicidad.
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